lunes, 7 de marzo de 2011

EL ÁRBOL DEL VIAJERO [I], Ramón Eder

Hay que conseguir que el dolor produzca una perla.

Nadie es tan poca cosa que no ocupe exactamente el centro del universo.

La ética no es otra cosa que el egoísmo perfeccionado por la prudencia.

El fin justifica los miedos.

Viajar sale caro, pero no viajar sale carísimo.

A los tímidos no les queda otro remedio que ir de audacia en audacia.

Donde menos te lo piensas salta Afrodita.

Las conversaciones de ascensor son definitivas.

Muchos novelistas son poetas que quieren llegar a fin de mes.

Se estaba derrumbando y quería convertir a sus amigos en albañiles.

No eran felices pero comían perdices, que es el secreto del matrimonio.


RAMÓN EDER, El árbol del viajero, Clarín, Oviedo, jul-ago 2010, nº 88, página 21.