martes, 22 de marzo de 2011

MARFIL RADIANTE, Henri Cole

MARFIL RADIANTE


Tras la muerte de mi padre me encerré
en mi habitación, aburrido, como un animal.
El reloj de viaje, la botella de Johnnie Walker,
los coloridos tulipanes: todo tenía su cara,
casta y sombría. La nieve y la lluvia batían el aire
blanca, loca, profusamente. Nada salía
de mí excepto pura sensibilidad, extrema.
Era como si no hubiera nacido aún —sin habla,
truculento, puro— con fuertes brazos de marfil
extendidos hacia un espacio oscuro y atestado,
iluminado como una caja de plata perforada
o una pequeña habitación, en la que cigarrillos encendidos
fueran y vinieran, como almas perdiendo su magnitud,
pero ninguno con la mano ajada que yo conocía.



RADIANT IVORY

After the death of my father, I locked
myself in my room, bored and animal-like.
The travel clock, the Johnnie Waiker bottle,
the parrot tulips—everything possessed his face,
chaste and obscure. Snow and rain battered the air
white, insane, slathery. Nothing poured
out of me except sensibility, dilated.
It was as if I were sub-born—preverbal,
truculent, pure—with hard ivory arms
reaching out into a dark and crowded space,
illuminated like a perforated silver box
or a little room in which glowing cigarettes
camne and went, like souls losing magnitude,
but none with the battered hand I knew.


HENRI COLE, La apariencia de las cosas. Antología poética, Quálea, Torrelavega, 2008, páginas 60-61.

Traductor: Eduardo López Truco