sábado, 27 de agosto de 2011

UNA FLOR CADA DÍA, Fabián Vique


UNA FLOR CADA DÍA

   Según las creencias de los antiguos quiyús, si alguien deja cada día una flor sobre la tumba de la amada, al cabo de un cierto número de días (la cifra es secreta), la amada se levanta de la tumba, le revela una verdad al amado, y regresa a la tierra.
   Así lo hice. Durante años, cada día, con sol o con lluvia, con nieve o con escarcha, dejé una flor sobre la sepultura donde descansa el cuerpo de mi amada.
   Hoy, finalmente, apenas dejé la orquídea, la tierra se abrió y mi amada, resplandeciente y lozana, se elevó sobre la grava, me miró gravemente y me dijo:
   —¡Vos siempre igual, Mauricio, seguís perdiendo el tiempo con supersticiones ridículas! ¿Cuándo vas a sentar cabeza?
   Me escupió y volvió a la tumba.