miércoles, 26 de junio de 2013

MORIR ANTES DE MORIR, Max Aub


MORIR ANTES DE MORIR

   Empezó a referir el cuento. Divertíase el que le escuchara por vez primera, sonreía el que lo conocía, sonsoneteaba en el borde de la mesa el que le oía por tercera vez; no le aguantó el cuarto que lo había relatado, a otros, en días anteriores.
   El sucedido era tan bueno como el sol que sale, luce y muere cada día. ¿Qué culpa tenía de repetirse tanto?
   —No así mis mujeres —dijo el Califa—: que envejecen.
   En un rincón, yacía el trovador como medusa sin agua; gelatinoso, vacío, degollado por el genízaro que lo había finiquitado antes del final adivinando el pensamiento real.



MAX AUB, La uña, Bruguera, Barcelona, 1977, página 144.