sábado, 30 de noviembre de 2013

[TUS ARAÑAZOS...], Jesús Aguado


Tus arañazos:
escritura evadida
de la escritura.

JESÚS AGUADO, La insomne. Antología esencial, FCE, Madrid, 2013, p. 96.
&
Man Ray

viernes, 29 de noviembre de 2013

[HE SEGUIDO LAS HUELLAS DE LOS LOBOS...], Chantal Maillard



He seguido las huellas de los lobos
hasta donde se trenzan las ramas de los árboles.
Les he visto clavar sus dientes en el cuello
de un corzo acorralado,
y la luz era verde y el viento acariciaba
sus vientres jadeantes.
He visto debatirse una liebre en las garras de un águila,
y el sol,
ese gran ojo ciego que se nutre
de los cuerpos inertes,
resplandecía en la montaña.
He hurgado en las entrañas de un pájaro nocturno
y en mis manos bebieron los chacales.
Sé cómo besan las serpientes: su beso es el reflejo de la luna
sobre el agua fría.
Por todas partes, en todas las cuevas
donde he velado el fuego que me consume y me alimenta
te he vuelto a conocer,
      y te he amado
en los ojos que besan las serpientes,
en la humedad del viento,
en el sol que calcina los huesos de los lobos.
Te he amado y te amo
en todo lo que muere
y en todo lo que mata
y en la raíz que corre a ras de suelo como una comadreja.


CHANTAL MAILLARD, Hainuwele y otros poemas, Tusquets, Barcelona, 2009.
&
Manuel Vilariño


jueves, 28 de noviembre de 2013

[...LO QUE UNE DE VERDAD A DOS PERSONAS...], Eloy Tizón


...lo que une de verdad a dos personas, [...], lo que espesa un vínculo, no es tanto haber compartido las mismas aventuras exóticas en tierras lejanas, sino el hecho de haberse aburrido juntas, en el sofá del salón, un domingo por la tarde.


ELOY TIZÓN, Técnicas de iluminación, Páginas de Espuma, Madrid, 2013, p. 129.
&
Edward Hopper

miércoles, 27 de noviembre de 2013

[TERSO EL CABELLO DE SEDA NEGRA...], Clara Janés


Terso cabello de seda negra,
nunca el labio encarnado en mariposa
se posa sobre tan suave lienzo
ni encima de esa piel ardida
por los vientos.
En lo hondo del propio pozo
se pierde definitivo el beso,
y sólo en el mutismo y la distancia
se insinúa
el tacto de la mente
entre los cuerpos.

CLARA JANÉS, Poesía erótica y amorosa, Vaso Roto, Madrid, 2010, p. 113.
&
Kansuke Yamamoto

martes, 26 de noviembre de 2013

lunes, 25 de noviembre de 2013

AUTOFAGIA, Juan Cruz López


AUTOFAGIA

   A Carla también le gustaban los puzzles. Algunas veces cogía las fotos de sus amantes y las hacía trizas. Después iba a emborracharse. Cuando regresaba por la mañana se quitaba la ropa y se revolcaba sobre los trozos de las fotografías de los hombres que la habían acompañado en aquel camino hacia no sé sabía qué forma final de autoexterminio. Luego tomaba cada uno de los trozos y se lo metía en la boca, se abría otra cerveza, le masticaba el rostro al fantasma que salía en la foto y se tragaba el pedazo. Y así con todos. Era como si quisiera recomponer en su estómago otra especie nueva de hombre que, al menos, no la dejara insatisfecha; aunque al final lo único que conseguía era vomitar una papilla grisácea de ojos, cejas, bocas, pelo, ropa, de vez en cuando alguna gorra o un cinturón, y muy de tarde en tarde algún zapato viejo o una corbata negra. Sin embargo, todo fue distinto el día en que, sin darse cuenta, se tragó la foto donde una mujer de mirada huidiza le acariciaba el pelo a un joven de gesto taciturno. Esa mañana no supo reconocer a la mujer de rostro ambiguo que la miraba desde el otro lado del espejo.


JUAN CRUZ LÓPEZ, Creación Injuve. Narrativa, Instituto de la Juventud, Madrid, 2009,  p. 25.
&
Scott Lickstein

domingo, 24 de noviembre de 2013

[MUJER, NO CREZCAS TANTO...], Jesús Aguado


Mujer, no crezcas tanto que mates el paisaje.
No agigantes tu cuerpo hasta ocultar
las albas, las tormentas, los celajes, las flores
silvestres, las gaviotas... Sobre todo el mar. Crece
recostada a mi lado, en abrazo hacia adentro
de la mirada núbil de la tierra. No cierres
con portazos de niebla el horizonte mío.
Sé invisible. Que el ojo que busca las montañas
no tropiece en tus pechos -como árboles plantados
justo enfrente, y enormes, de la ventana—, se ciegue
queriendo atravesarte, enloquezca creyéndote
montaña o simplemente se olvide de mirar.

JESÚS AGUADO, Mendigo, Renacimiento, Sevilla, 2008, p. 25.
&
Kansuke Yamamoto

sábado, 23 de noviembre de 2013

[EL EXTRANJERO...], Carlos Skliar


El extranjero. Aquel a quien los sonidos de la calle le alcanzan un poco más tarde.

viernes, 22 de noviembre de 2013

ESPEJOS, Jorge Montealegre


ESPEJOS


Pinza en mano la señora se cuida las cejas.
El chófer desenfrenado la observa en el espejo.
La señora no ceja.
El chófer frena bruscamente.
Pinza en mano la señora sin espejo siente que su ojo la mira desde la cuneta.

Jorge Montealegre

JUAN EPPLE, Brevísima relación del cuento breve de Chile, Lar, Santiago de Chile, 1989, p. 84.
&

Erwin Blumenfeld

jueves, 21 de noviembre de 2013

[QUE ESCRIBIR ES...], Eloy Tizón


   Que escribir es, en sí mismo (tiene que serlo), lo contrario del hogar: un lugar inhóspito, manicomial, un sótano con poca luz y humedad excesiva. Desde entonces dejé de buscar, me conformé con lo que tenía, me relajé. Asumí que escribir no es ese espacio apropiado para instalarse en él durante largas temporadas, sino solo para hacer visitas breves, entrar y salir, y el resto del tiempo pasarlo fuera y a ser posible lejos, cuanto más lejos mejor. Y en esto —pero solo en esto— se parece un poco a la felicidad.

ELOY TIZÓN, Técnicas de iluminación, Páginas de Espuma, Madrid, 2013, p. 73.
&
Fátima Montero

miércoles, 20 de noviembre de 2013

MORIR, Jesús Aguado


MORIR

eres tu horizontal y tu horizonte
por primera vez juntos

dos rayas superpuestas

un ahora y un nunca desleídos
que te dejan a solas
vertical
humareda sin dioses
con tu vida

JESÚS AGUADO, La insomne. Antología esencial, FCE, Madrid, 2013, p. 115.
&
Maurizio Costantino



martes, 19 de noviembre de 2013

[LA SOMBRA DEL AMOR...], Clara Janés



La sombra del amor es lo que puebla
el hueco que albergó mi corazón.

CLARA JANÉS, Vilanos, Adamar Ediciones, Madrid, 2004, p. 50.
&
Adriano Venturelli

lunes, 18 de noviembre de 2013

LAS PINZAS DE MADERA, Jane Kenyon


LAS PINZAS DE MADERA

Cuánto mejor es
echar leña al fuego
que quejarse de la vida.
Cuánto mejor es
tirar la basura
en el estiércol o prender la sábana
limpia en el tendedero
con unas viejas pinzas de madera.


JANE KENYON, De otra manera, Pre-Textos, Valencia, 2007, p. 37.
&

domingo, 17 de noviembre de 2013

CAN I GO FORWARD WHEN MY HEART IS HERE?, Clara Janés





CAN I GO FORWARD WHEN MY HEART IS HERE?

No conozco la astucia,
no soy como la hoja del chopo
que en oruga se oculta y arracima
antes de dar su tierno cuerpo al viento,
soy clara y sin pudor,
soy entera y tajante,
y no sé seducir.




CLARA JANÉS, Poesía erótica y amorosa, Vaso Roto, Madrid, 2010, p. 119.
&
Kansuke Yamamoto

sábado, 16 de noviembre de 2013

[ESE MUCHACHO...], Alice Munro



   —Ese  muchacho...,  ¿sabe  usted?,  el  del  accidente  —le  dijo  a  la bibliotecaria—. Lo de llevarse los libros que se le antojaban. ¿Por qué cree que lo hacía?
   —La  gente  hace  cosas  raras  —dijo  la  bibliotecaria—.  Arrancan  páginas,  porque no les gusta algo o porque les gusta. Son cosas que hace la gente. No sé por qué.
   —¿Ese muchacho arrancó alguna página? ¿Le regañó alguna vez? ¿No hizo que tuviera miedo de enfrentarse con usted?
   Tenía  intención  de  tomarle  un  poco  el  pelo,  dando  a  entender  que seguramente no sería capaz de asustar a nadie, pero ella no se lo tomó así.
   —¿Cómo iba a hacerlo si nunca hablé con él? —dijo la bibliotecaria—. No le vi nunca para saber quién era.
   Se alejó, poniendo punto final a la conversación. Así que no le gustaba que le  tomaran  el  pelo.  ¿Sería  una  de  esas  personas  llenas  de  grietas  remendadas  que sólo se ven de cerca? ¿La perturbaba un antiguo sufrimiento, algún secreto?  Quizá hubiera perdido a un novio en la guerra.



ALICE MUNRO, Secretos a voces, Debate, Madrid, 1996, p. 28.

viernes, 15 de noviembre de 2013

[CUANDO UNO NACE...], Eloy Tizón


Cuando uno nace el mundo está a medio hacer y cuando uno lo abandone seguirá poco más o menos lo mismo.


ELOY TIZÓN, Técnicas de iluminación, Páginas de Espuma, Madrid, 2013, p. 12.
&
Michael Bach

jueves, 14 de noviembre de 2013

QUÉ PODRÍA SER DE QUÉ, Idries Shah



QUÉ PODRÍA SER DE QUÉ

   Hakim fue a un restaurante y pidió huevos duros.
   El astuto propietario le trajo una cuenta de cinco monedas de plata.
   Hakim protestó de que aquello era excesivo.
   —Si hubiera guardado esos huevos y los hubiera incubado se habrían convertido en pollos —dijo el hombre del restaurante—, y su progenie, y la suya, y la de ellos, hubieran producido millones de huevos, todo ello por una valía muy superior a cinco monedas. Los huevos le han salido muy baratos.
   El juez local era Nasrudín y Hakim le llevó a él su queja. El hombre del restaurante también tuvo que acudir para defender su causa.
   En aquel tiempo Nasrudmn daba audiencia en su casa porque decía que «la justicia siempre aparece en la vida».
   Cuando hubo escuchado los dos alegatos, Nasrudín tomó unos granos de maíz y los hirvió. Luego dejó que se enfriaran un poco y los plantó, cucharada a cucharada, en su jardín.
   —¿Qué diantre está haciendo? —le preguntaron los otros dos.
   —Plantando maíz para que se multiplique —dijo Nasrudín.
   —¿,Desde cuándo algo que ha sido hervido puede multiplicarse así? —le espetó el dueño del restaurante.
   —Ese es el fallo de este tribunal —dijo Nasrudín—. Buenos días a los dos.

IDRIES SHAH, Las sutilezas del inimitable Mulá Nasrudín, Kairós, Barcelona, 2004, p. 51.
&
Dog Walker

miércoles, 13 de noviembre de 2013

[UN HOMBRE QUE VIENE PISANDO FUERTE...], Benjamín Prado



[...] un hombre que viene pisando fuerte, [...] es una desventaja notable cuando las tablas del puente que cruzas están carcomidas.

BENJAMÍN PRADO, Qué escondes en la mano, Alfaguara, Madrid, 2013, p. 88. 
&
Tod Browning


martes, 12 de noviembre de 2013

[ESTE CÁNTARO...], Omar Jayyam



Este cántaro que fue un doliente enamorado, como yo,
sin duda, al bucle de una amante, estuvo atado.
Y el asa que ahora ves en su cuello,
es la mano que un día se posó en el cuello amado.
OMAR JAYYAM, Rubayat, Alianza Editorial, Madrid, 2013 (2006), p. 41.

Versión de Clara Janés

&
René Magritte

lunes, 11 de noviembre de 2013

DISOLUCIÓN, Eloy Tizón


DISOLUCIÓN

   Viajar a través del Yo. Una mirada hacia dentro de los ojos, caer en lo profundo de abismos interiores. Sin límite. Una estatua de sal es devorada por las bestias amarillas de planetas transparentes. Dentro de toda canción se hospeda un niño. Dentro de cualquier frase —de esta frase— duerme la llave verde y tenaz de una pregunta tan falsa como imposible de dar respuesta. Si abro los ojos será mañana. Si miro lo que escribo se destruirá al instante. Acodado tras mi máquina de piedra, dejo pasar los siglos y los animales pero no los miro. Dejo que me mojen las playas más inmediatas para no caer en la espejada vanidad de la escritura, en la falsa utilidad de los poemas. No sirven, no. Cuando relea esto que torpemente ahora he escrito, irán las palabras borrándose al tiempo que yo las miro; cada trazo volverá a ser sol, cada línea el salitre de una tarde destrozada, cada página reverso de sí misma, y hasta siempre.

   Cuando relea, temblando, esto que he escrito, no quedará de mí sino un folio en blanco, una nada, un hermosísimo vacío. Quedaré yo blanco sobre el blanco; seré un verbo.

   No me leáis.


ELOY [GARCÍA] TIZÓN, La página amenazada, Arnao, Madrid, 1984, pp. 51-52.
&
Scott Bergey

domingo, 10 de noviembre de 2013

CITA PSICOLÓGICA, Isla Correyero


CITA PSICOLÓGICA

Mi perro no ve bien doctora pero huele
mis lágrimas y se viene a mi lado
tirándose en el suelo lamiéndome
las uñas —algo olfateará del que fuera
su amo en los días de amor y sangre
derramada—. Él sabe aún sin verme
tomar las medicinas que la cabeza
me duele horriblemente y no puedo
aguantar ni el ruido de su rabo.
Esta cabeza terriblemente enferma
doctora ya no puede explicarse ni pensar
ni leer ni siquiera tratarme
con los seres humanos ni los irracionales.
Allí en mi casa sola tratando de encajar
con torpe coherencia una cosa con otra
haciendo un irreal esfuerzo sobrehumano
por mantenerme viva por que me vean alegre
mis hijos o mi madre o al menos
que no sepan hasta qué punto finjo
porque no sepan ellos ni nadie ni mi perro
cómo de mi cabeza entran y salen
los más feroces actos de suicidio
ahorcamiento o decapitación.

Mándeme otras pastillas doctora si es posible
curarme de él su destructiva forma de
desesperarme…

O elimine mi nombre de la lista de espera

no estaré aquí llorando el próximo trimestre.   

ISLA CORREYERO, Amor tirano, DVD, Barcelona, 2003, pp.57-58.
&
Inbal Mendes-Flohr

sábado, 9 de noviembre de 2013

[...LAS PALABRAS...], Benjamín Prado & Eloy Tizón


   Yo no la creí en ninguna de las dos cosas; por un lado, tuve la impresión de que buscaba justo aquello de lo que decía escapar, otra pareja estable; y por otro, intuía que estaba mucho peor de lo que trataba de aparentar, como mínimo igual de abatida que yo. Y si no les gusta ese adjetivo llámenlo como quieran: vapuleada, rota, hecha trizas, fuera de combate... Debería existir alguna palabra que definiera con exactitud esa forma en que nuestra vida retrocede en ocasiones, nos da la espalda y nos fuerza a partir una vez más de cero; pero no la hay. Hablamos tanto, quizás por miedo a no tener nada que decir, que no nos damos cuenta de que todavía quedan muchas cosas que todavía no tienen nombre, entre ellas algunas de las más importantes.

BENJAMÍN PRADO, Qué escondes en la mano, Alfaguara, Madrid, 2013, pp.  36-37.

**********

   Yo seguía sin encontrar la Palabra. La Palabra era importante y yo no sabía encontrarla o se me escurría entre los labios. Me faltaba práctica, en suma. La Palabra tenía sabor pero había que saber morderla y extraer todo su jugo, y no era fácil, no era fácil, yo no sabía.

ELOY TIZÓN, Técnicas de iluminación, Páginas de Espuma, Madrid, 2013, p. 27.

&
Jie Zelf



viernes, 8 de noviembre de 2013

RÊVE, Clara Janés

RÈVE

Cuando tenga su mechón de cabello
debajo de mi almohada
dormiré para siempre
no sea que este hechizo
tampoco surta efecto.

CLARA JANÉS, Poesía erótica y amorosa, Vaso Roto, Madrid, 2010, p. 155.
&
Piotr Uklanski

jueves, 7 de noviembre de 2013

GOZAR, Jesús Aguado


GOZAR

sabes que alguien te empuja
al borde de un abismo

y no te opones


gritas

el eco de tu muerte
responde desde abajo

saber de la caída

(vértigo del saber)



JESÚS AGUADO, La insomne. Antología esencial, FCE, Madrid, 2013, p. 107.
&
Jörg Mazur


miércoles, 6 de noviembre de 2013

TESIS SOBRE EL CUENTO II, Ricardo Piglia


TESIS SOBRE EL CUENTO

II

  El cuento clásico (Poe, Quiroga) narra en primer plano la historia 1 (el relato del juego) y construye en secreto la historia 2 (el relato del suicidio). El arte del cuentista consiste en saber cifrar la historia 2 en los intersticios de la historia 1. Un relato visible esconde un relato secreto, narrado de un modo elíptico y fragmentario.
   El efecto de sorpresa se produce cuando el final de la historia secreta aparece en la superficie.

RICARDO PIGLIA, Formas Breves, Anagrama, Barcelona, 2000.
&
Alexander Dragunov.

martes, 5 de noviembre de 2013

EL CUADRILÁTERO, Juan Carlos Mestre


EL CUADRILÁTERO

Los boxeadores regresan a las aldeas donde nacieron
puede ser que a Maceira de Lalín puede que sea a Mosteirós
desvencijados por la gloria suficientemente sudorosos
se desinflan como llantas de bicicleta bajo el batín de la noche

con la cabeza rapada al estilo piedras de río
como las consabidas golondrinas de don Gustavo
y los para mi gusto demasiado ahumados salmones noruegos
antes o después cierto día los boxeadores vuelven a casa

saben que no saldrán en las fotografías al revelar los carretes
la mollera estrujada como un puñado de moras
se reconcomen para sus adentros por los senderos de chivas
donde la loba lame las rodillas a la hermana pequeña

los boxeadores regresan a los lugares donde nacieron
en el estómago de las vacas duermen erizos de pan duro
en los corrales sus antiguas novias se abrazan con otros
gimen como gatas o encienden volcanes con una cerilla

es lo que hay: se sientan a la mesa soplan el caldo
se tambalean como perros empachados de manzanas
los aspirante a espantapájaros son molidos a guantazos
bailarines descacharrados en los maizales del pueblo

lo digo con cariño da igual que se llamen Antón Lamazares
o Jean Philippe Arthur Dubuffet carpintero francés
que avergonzó a sus progenitores pintando mamarrachos
con la cabeza arrugada y corazones de pollo

los boxeadores regresan a las aldeas donde nacieron
lo digo con franqueza no hay nada de sagrado en ello
discuten con las vigas hinchan la vena dejan caer los tazones
con la misma intención de los que nunca besaron la lona

de lunes a domingo junto a las cabañas forradas de losa
donde los muertos cuecen castañas para las ratas
los boxeadores entrenan a sus primos bajo el sol de la noche
que en otro rincón del mundo ya escurrirá los pantanos

los boxeadores regresan a los nidos donde nacieron
silban a los carrizos silban como mochuelos sin decirse nada
cogen ojeriza a las medias de seda y a los ingenieros agrónomos
escupen sobre la sombra de lo verdadero y escupen sobre lo falso

junto al huerto de coliflores ahuecado por los topos
se cruzan con las maestras la luna sin mangas fuera del pecho
los bidones de agua podrida las chatarras oxidándose idiotas
sin rival contra las cuerdas de los violines sus monos azules

los boxeadores regresan avergonzados a las aldeas donde nacieron
sus motes escritos a mechero en el techo raso de los retretes
su fosa un poco más ancha que las demás
condecorada eso sí por las estrellas y el brezo

JUAN CARLOS MESTRE, La bicicleta del panadero, Calambur, Madrid, 2012, pp. 20-21.

&

lunes, 4 de noviembre de 2013

MUERTE, Philippe Claudel


MUERTE

   Durante mucho tiempo, la muerte es hogareña. Uno se muere en casa, permanece expuesto en ella unos días y luego cruza el umbral por última vez. El lecho de muerte es el mismo en que se ha nacido, soñado, hecho el amor, pasado casi todas las noches, dulces o en blanco. La primera vez que veo un muerto tengo catorce años. En realidad, se trata de una muerta: mi abuela paterna, a la que no quiero demasiado. Tal vez por eso, la vista del escuálido cuerpo tendido, con los labios apretados, apenas me emociona. Recuerdo sobre todo el interés. Es una experiencia vital. Una iniciación. Si pudiera, me inclinaría aún más y pasearía una lupa o la lente de un microscopio por la piel de céreo pergamino. Sólo siento un escalofrío al rozar la mejilla con los labios. La muerte me impacta. El rostro está duro y frío. Tiene aspecto humano, pero también la indiferencia y dureza del mineral. El miedo me hace derramar unas lágrimas, que seguramente se malinterpretan. Hace poco, donde deposité unos besos fue en las mejillas de mi padre. Mis catorce años quedan lejos; he dejado de contar los muertos. Y también de tener miedo. Mi padre está en el depósito de cadáveres, que en realidad ya no se llama así, sino «tanatorio». A nuestra época le gusta mentir. Colgaduras de terciopelo, luz tenue, una musiquilla discreta, ramos de flores. El olor de la muerte ya no es el de la habitación del difunto, donde aún era posible reconocerlo, olfatearlo. En el tanatorio todos los muertos se confunden. Todos huelen a exuberante nardo, aire acondicionado y cosméticos. Mi padre, como todos los demás antes que él, como mi tío Dédé, se ha vuelto soviético. Brezhneviano. Apenas lo reconozco. Un individuo retocado para el retrato oficial y el mausoleo. Amarillento. Empolvado. Con la cara estirada. Y las cejas peinadas. El Kremlin y la Plaza Roja. En suma, una gran mentira. Cuando lo beso, no huele a él. Apesta a mujer y medicamento. Una original mezcla de formol y polvos de arroz, de base de maquillaje y producto alcanforado. El salón del tanatorio es el de una dama galante del Segundo Imperio, a la vez que una dependencia de empresa farmacéutica. La muerte baraja las cartas. Incluso toma la delantera. Se anticipa. Mi madre preparó la suya. La pagó en tres plazos, sin recargo. Todos los detalles fueron estudiados. El empleado me lo explicó por teléfono hace poco. Me habló de las flores, la música, el ataúd, la conservación del cuerpo, porque no se sabe en qué estado se hallará mi madre. Ella estaba junto al hombre, vivita y coleando, y la oía hablar de su futuro cadáver. Yo estaba paralizado. Bloqueado. Ellos bebían champán. El empleado había traído una botella para celebrar la firma del contrato. Decididamente, la muerte piensa en todo. Sabe vivir. Se adapta a los tiempos, renueva el vestuario. Innova. Es comprensible. También ella debe de aburrirse. Ganar siempre le resta emoción al juego.


PHILIPPE CLAUDEL, Aromas, Salamandra, Barcelona, 2013, pp. 100-101.
&
Andre Breton, Yves Tanguy, Marcel Duhamel & Max Morise

domingo, 3 de noviembre de 2013

[PALABRAS DE PAUL VALERY...], Carlos Edmundo de Ory



Palabras de Paul Valery en su lecho de muerte: Nada, nada, nada.

CARLOS EDMUNDO DE ORY, Nuevos Aerolitos, Ediciones Libertarias, Murcia, 1995, p. 79.
&
Munem Wasif

sábado, 2 de noviembre de 2013

LA TRISTEZA, Karmelo C. Iribarren


LA TRISTEZA

Un gorrión
muerto
en la acera:

Un truco de la tristeza
para decirnos que existe,

sin ponernos
muy tristes.


KARMELO C. IRIBARREN, Versos que el viento arrastra, El jinete azul, Madrid, 2010, pp. 32-33.

viernes, 1 de noviembre de 2013

[MIENTRAS ME PASEO POR EL CEMENTERIO...], Juan Carlos Mestre


Mientas paseo por el cementerio, el lugar más apropiado
para pensar en un currículum vítae, trato de recordar
qué carta del tarot me tranquilizaría.


[Fragmento del poema Jardín muerto]
 
JUAN CARLOS MESTRE, La bicicleta del panadero, Calambur, Madrid, 2012, p. 36.
&
Josep Llimona