martes, 30 de diciembre de 2014

EL HOMBRE DE LA SIRENA, Felipe Garrido


EL HOMBRE DE LA SIRENA

   —Tengo una sirena —dijo el profesor; o eso parecía por los anteojos, las plumas en el bolsillo de la camisa, todos esos libros apilados en la mesa.
   Pero nadie le hizo caso; cosas más inusuales se escuchaban en aquella cantina, abierta al malecón.
   —Su voz es más dulce que el tumbo de las olas y sus ojos tienen el brillo del relámpago y sus undosos cabellos...
   —Largos y verdes como las ondas que se adelgazan...—lo atajó un marinero ilustrado.
   —Nada de eso —musitó el profesor, y apartó de sus labios la sexta cerveza—; cortos y dorados como... o quizá cobrizos pero, en todo caso, tan cortos que dejan desnuda la hermosa columna que sostiene la cabeza y los hombros espléndidos...
   —Y, de seguro —siguió el marinero, sentándose a la mesa—, también los pechos altivos... —pero se sintió cohibido por la mirada del profesor, a quien no le hacía gracia que ciertos encantos de su sirena fueran comentados en público, y empinó el vaso de ron para dar un pretexto a su silencio.
   Por unos instantes los dos se miraron, entre trago y trago, sin saber cómo reanudar aquella conversación. Hasta que el marinero, mientras le llenaban nuevamente el vaso, decidió hacer gala de su erudición.
   —Y cantará, por cierto, su sirena.
   —No. Más bien conversamos, mi sirena y yo.
   La mirada del profesor quedó suspendida sobre el mar, que se iba poniendo violeta.
   —Es hermoso este mar —dijo el marinero, que lo sentía propio.
   —El más hermoso del mundo —asintió el profesor, sin volver Ia vista—; por allí anda ella, en algún lugar.
   —Tenga cuidado —advirtió el marinero.
   —Con gusto me perdería en sus brazos.
   —¿Los ha probado? Cuente, amigo, las caricias...
   El profesor se volvió con un aire de misterio.
   —Nada diré, porque las palabras... —y no contó más. Recogió los libros, los acomodó bajo el brazo, se puso de pie contra el atardecer y desapareció con paso distraído, sin pagar la cuenta.


FELIPE GARRIDO, Conjuros, Malpaso, Barcelona, 2014, pp. 16-17.