viernes, 26 de diciembre de 2014

LA PLUMA DE LA BUENA SUERTE, Amaia Tomé

LA PLUMA DE LA BUENA SUERTE

1. Amanece sobre las miles de chabolas desperdigadas por la tierra seca y polvorienta de Alexandra el día de navidad. En la casa de Zahina no hay árboles decorados ni medias rojas al lado de la cocina, porque en los arrabales musulmanes del extrarradio de Johannesburgo la nieve y la navidad parecen un espejismo, un capricho de los blancos. Zahina no quiere despertar a la rutina de la mañana. Anoche, en un canal de televisión había visto una película, y había cerrado los ojos deseando secretamente tener también un árbol con luces y regalos. Una bicicleta; había escogido de entre todos los presentes posibles de su sueño, una bicicleta. Con ella podría salir de las calles de Alexandra, hacia la ciudad, y de allí volar hacia un lugar donde poder ver copos de nieve cayendo.


2. Después de comer el día de navidad siempre veían una película abrigados del granizo de la fría tarde. Este año decidieron que escogería Shay. Mientras padres, hermanos y abuelos acaban en la cocina con la últimos trozos del Plum Pudding, Shay revisa los antiguos DVDs de su padre; Elf, Milagro en la calle 34, Navidades blancas... De vez en cuando, atraviesa el salón hacia el árbol de navidad la pequeña Nessa abrazando a su nueva muñeca cantando; I saw three ships come sailing in on Christmas day, on Christmas day? Nessa se para delante del árbol y sale corriendo entre asustada e incrédula. De la cocina, viene el olor del Mulled Wine: canela, gengibre, naranja... Shay tiene la cabeza en otro lado; el próximo día siguiente es el Wren Boys así que ya rebuscó en el trastero algunas ropas viejas del abuelo y una flauta...? And what was in those ships all three on Christmas day, on Christmas day? Nessa vuelve a cruzar el salón. Shay va a salir con los amigos en la mañana siguiente por las calles de Ballinter cantando y pidiendo algunas monedas a cambio de una pluma que simboliza la buena suerte. Estos días recorren las calles de la ciudad dublineses que regresaron para pasar la navidad en la casa. Es fácil identificarlos con sus abrigos canadienses o su forzado acento yanquee. Todos dan monedas mientras los chavales tocan algo para ellos y guardan su pluma de la suerte en su bolsillo con una sonrisa sincera. Shay les desea a todos la suerte de poder volver pronto, porque él no quiere marchar nunca de las calles de Ballinter; sólo en verano, para ir pescar la Howth con su padre. Ya decidió la película, El Grinch.


3. Cae la noche del 25 de diciembre sobre Sukkur, y Sajid se refresca en el río después de un día duro en el campo mientras recuerda los días de navidad que había vivido en Feltham, en las aforas de Londres. Él había jugado en aquellas calles con juguetes nuevos mientras con desprecio lo llamaban Paki. Toda la familia pasaba el día como podía porque la navidad de los hindúes, el Diwali, ya había acabado. La calurosa realidad de Sukkur había obnubilado ya muchas memorias de la infancia. Lo que no olvidaba era el regalo que su padre le había hecho en la última navidad. Gracias a él, Sajid había retornado a sus raíces, al lugar al que pertenecía: su padre le había regalado un viaje a Paquistán.


Amaia Tomé
[15 años]
&
Chema Madoz