miércoles, 24 de diciembre de 2014

LIEBESLIED, José Cereijo

LIEBESLIED 
  
   La primera vez que hicieron el amor no sabían cómo se llamaban. Se lo habían dicho un poco antes, cuan­do se conocieron en la barra, pero el volumen atro­nador de la música se había comido sus nombres. Luego, en el cuarto oscuro, se apresuraron a desnu­darse sin que se les ocurriera preguntárselo de nuevo. En el aparcamiento de la discoteca, entre coches en marcha, se reconocieron. En esta ocasión caminaron juntos hasta el chiringuito, y con una cerveza servi­da en vaso de plástico, cuando Geert dudó, Ilse dijo: Ilse, me llamo Ilse. Y resultó una hermosa revelación de la noche.

JOSÉ CEREIJO, Apariencias, Renacimiento, Sevilla, 2005, p. 72. 
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Raskolnick