viernes, 13 de marzo de 2015

[LOS CADÁVERES...], Sergio del Molino

   Los cadáveres se niegan a cerrar los ojos, como se niegan a moverse y a desaparecer de nuestra vista. Los cadáveres se niegan a todo. Hay que obligarles a hacer cosas. A que dejen de mirarnos, a que cierren la boca, a que se vayan del lecho, a vestirse y a enterrarse o a quemarse hasta caber en una cajita de cenizas. El cadáver es desobediente y terco. Torcer su última voluntad cuesta mucho trabajo.


SERGIO DEL MOLINO, Lo que a nadie le importa, Random House, Barcelona, 2014, p. 236.
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Jeremy Lipking