martes, 7 de febrero de 2017

[EN LOS EXÁMENES DE LITERATURA...], Eduardo Chirinos

   En los exámenes de literatura el profesor desparramaba sobre su escritorio cuarenta fichas de bingo. Luego las volteaba meticulosamente y llamaba a un alumno. El alumno debía elegir una ficha y —de acuerdo al número que le tocaba en suerte— recitar de memoria una de las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique. Si podía recitarla de corrido, tenía el cincuenta por ciento de la nota, el otro cincuenta dependía de su capacidad para engolar la voz y de mover los brazos como aspas de molino. Alguien marcó con su navaja la ficha 34. Fue la única que me aprendí de memoria. La única que me visitó cuando murió mi padre.

EDUARDO CHIRINOS, Anuario mínimo (1960-2010), Luces de Gálibo, Barcelona, 2012, p. 43.
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Cameron Robbins