domingo, 31 de marzo de 2019

[EL DOLOR GRATUITO..., Andrés Neuman

El dolor gratuito de los demás nunca nos ofenderá tanto como su felicidad bien ganada.


ANDRÉS NEUMAN, Hacerse el muerto, Páginas de Espuma, Madrid, 2018, p. 24.
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Chema Madoz

[LA CULPA ES INCAPAZ...], Andrés Neuman

La culpa es incapaz de compadecer: el culpable solo busca su propio alivio al atender al otro.



ANDRÉS NEUMAN, Hacerse el muerto, Páginas de Espuma, Madrid, 2018, p. 24.
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Ryan Gander

sábado, 23 de marzo de 2019

ESTAR DESCALZO, Andrés Neuman


ESTAR DESCALZO


   Cuando supe que sería mortal como mi padre, como aquellos zapatos negros en una bolsa de plástico, como el balde con agua donde entraba y salía la fregona que restregaba el pasillo del hospital, yo tenía veinte años. Era joven, viejísimo. Por primera vez supe, mientras las estelas de claridad iban borrándose del suelo, que la salud es una película muy fina, un hilo que se evapora con el pasar de los pasos. Ninguno de esos pasos era de mi padre.
   Mi padre siempre había caminado de manera extraña. Veloz y al mismo tiempo torpe. Cuando iniciaba sus caminatas, uno nunca sabía si iba a tropezarse o echar a correr. A mí me gustaban esos andares. Sus pies planos y duros se parecían al suelo que pisaba, al suelo del que huía.
   Los pies planos de mi padre ya eran cuatro, se habían repartido en dos lugares distintos: en la camilla (unidos por los talones, ligeramente abiertos, evocando una irónica V de victoria) y dentro de aquella bolsa de plástico (a modo de recuerdo en los zapatos, imponiendo su molde al cuero). La enfermera me la entregó como se entregan unos desperdicios. Yo miré las baldosas, su tablero cambiante.
   Me quedé sentado ahí, frente a las puertas del quirófano, esperando noticias o temiendo las noticias, hasta que saqué los zapatos de mi padre. Me levanté y los puse en el centro del pasillo, como un obstáculo o una frontera o un accidente geográfico. Los posé cuidadosamente, procurando no alterar sus bultos originales, la protuberancia de los huesos, su forma ausente. Al rato la enfermera apareció a lo lejos. Atravesó el pasillo, eludió los zapatos y siguió de largo. El suelo resplandecía. De pronto la limpieza me dio miedo. Me pareció una enfermedad, una impecable bacteria. Me agaché y avancé a gatas, sintiendo el roce, el daño en las rodillas. Volví a guardar los zapatos en la bolsa. Apreté el nudo lo más fuerte que pude.
   De vez en cuando, en casa, me pruebo esos zapatos. Cada vez me quedan mejor.

ANDRÉS NEUMAN, Hacerse el muerto, Páginas de Espuma, Madrid, 2011.
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Myeongbeom Kim

sábado, 16 de marzo de 2019

[LA BELLEZA TIENE...], Christian Bobin


La belleza tiene el poder de resucitar. Basta con ver y oír. Si en la vida no entramos en el paraíso, es por distracción, unicamente por distracción.


CHRISTIAN BOBIN, El hombre alegría, La Cama Sol, Madrid, 2018, p. 86.
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Monika K. Adler

domingo, 10 de marzo de 2019

[AVANZAMOS POR LA VIDA...], Christian Bobin

Avanzamos por la vida con manos enrojecidas de criminal. El diluvio de nuestra muerte las blanqueará.

CHRISTIAN BOBIN, El hombre alegría, La Cama Sol, Madrid, 2018, p. 79.
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Louis Stettner

viernes, 8 de marzo de 2019

[UN MODO SEGURO DE RECONOCER LA AUTÉNTICA BELLEZA...], Christian Bobin

Un modo seguro de reconocer la auténtica belleza es medir el odio que provoca. El rostro de Cristo, antes de ser ilustrado por los monjes de clausura, lo fue por el oro blanco de los escupitajos.

CHRISTIAN BOBIN, El hombre alegría, La Cama Sol, Madrid, 2018, p. 96.
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Annibale Carracci