QUIJOTESCAS IV
Cuando la figura del Caballero cae tristemente derrotada por los implacables gigantes, su fiel (y condescendiente) escudero, propone:
—Señor, ¿queréis que los enfrente yo?
—Ni lo intentes, Sancho —responde—. ¿Cómo podrías luchar contra tan bravos gigantes si, para ti, sólo son molinos de viento?
Grande la replica.
ResponderEliminarGracias, Francisco. Va un saludo.
ResponderEliminarJuan