Las imágenes y las palabras siempre nacen solas,
como árboles torcidos,
como desde alguna especie de locura.
Se elevan con la fuerza de un torbellino
y nunca son lo que hubieras querido.
Se imponen por las noches,
están hechas de la materia de los sueños
y siempre decepcionan.
Son alumnos que no aprenden,
hijos que no saben qué ser de mayores.
Te plantan cara, te desafían,
te miran a los ojos
y te retan.
DIEGO VASALLO,
Al margen de los días,
Harpo, Madrid, 2016, p. 87.
&
Hiroshi Sugimoto
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