sábado, 30 de abril de 2011

BREVERISMOS I, Joaquín Collantes


SUEÑOS TRANQUILOS
Al demostrar que la realidad no existía el poeta pudo dormir tranquilo.
LA CRUDA REALIDAD
Después de tanto tiempo esperando a la Musa, la que llegó a casa del poeta mediocre fue la Cruda Realidad que, inmisericorde, le espetó:—Dedícate a otra cosa, hombre.
IMAGINACIÓN
El escritor tenía tan poca imaginación que era incapaz de imaginar la poca imaginación que tenía.
CHIANG LI
El poeta chino Chiang Li soñó que era una mariposa. Pero el sueño desapareció al entrar en escena Vladimir Nabocov ya que aparte de imaginar Lolitas era, como todos sabemos, entomólogo.
SUEÑO IMBÉCIL
El escritor mediocre soñó que era un genio con tanta intensidad que al despertar no sabía si era un escritor mediocre que había soñado que era un genio, o viceversa. Sus amigos le ayudaron a eliminar el viceversa.
LOLITA
Lolita, luz de mi vida,fuego de mis entrañas —escribió Nabocov...— pero lo borró deprisa al oir los pasos de su mujer, que se aproximaba.
GLORIA INSTANTÁNEA
El escritor tardó cuarenta años en encontrar el éxito instantáneo buscado.
QUERER ES PODER
Convencido de que querer es poder, el analfabeto aprendió a escribir urgentemente para ver si llegaba a tiempo al siguiente Premio Nobel de Literatura.
SOLEDAD ABSOLUTA
Lo condenaron a cien años de soledad por no haber leído el libro.
TÁCTICAS
No pudo sobrevivir al esfuerzo que le supuso escribir su libro Tácticas para sobrevivir.

JOAQUÍN COLLANTES, Breverismos, Clarín, Oviedo, may-jun 2010, pp. 38-40.

viernes, 29 de abril de 2011

LA METAMORFOSIS CONTADA EN EL SOFÁ DEL PSICOANLISTA, José de la Colina

LA METAMORFOSIS, CONTADA EN EL SOFÁ DEL PSICOANALISTA

Gracias, doctor por ofrecerme el diván, que es bien acogedor y además con su exquisita blandura incita a que uno afloje al subconsciente, tiene usted razón, para un psicótico como yo no hay nada como regalarse con una buena sesión de psicoanálisis, ah, perdone usted la excesiva agitación de mis muchas patas, es que estoy nervioso, y bueno, creo que lo mejor es que ya de una vez le diga cuál es problema, resulta doctor que yo que soy un escarabajo muy racional y decente a cada rato tengo la pesadilla de que, horror, me he convertido en un monstruoso señor que es viajante de comercio y dice llamarse Gregorio Samsa, y ¡ay doctor!, ¿no será que sufro de complejo de inferioridad?

 
JOSÉ DE LA COLINA, Portarrelatos, Ficticia, México, 2007, página 78.

jueves, 28 de abril de 2011

PARA HACER EL RETRATO DE UN PÁJARO, Jacques Prèvert & Mordicai Gerstein


PARA HACER EL RETRATO A UN PÁJARO

Pintar primero una jaula
con la puerta abierta
pintar después algo bonito
algo simple, algo bello,
algo útil para el pájaro.
Apoyar después la tela contra un árbol
En un jardín en un soto
o en un bosque esconderse tras el árbol
Sin decir nada, sin moverse
A veces el pájaro llega enseguida
Pero puede tardar años
antes de decidirse.
No hay que desanimarse
Hay que esperar
Esperar si es necesario durante años
La celeridad o la tardanza
En la llegada del pájaro
No tiene nada que ver
Con la calidad del cuadro.
Cuando el pájaro llega, si llega
observar el más profundo silencio
esperar que el pájaro entre en la jaula
y una vez que haya entrado
cerrar suavemente la puerta con el pincel.
Después borrar uno a uno todos los barrotes
cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro.
Hacer acto seguido, el retrato del árbol,
escogiendo la rama más bella para el pájaro,
Pintar también el verde follaje
Y la frescura del viento,
El polvillo del sol
y el ruido de los bichos de la hierva en el calor estival
y después esperar
que el pájaro se decida a cantar.
Si el pájaro no canta, mala señal,
Señal de que el cuadro es malo,
Pero si canta es buena señal,
Señal de que podéis firmar.
Entonces arrancadle delicadamente
una pluma al pájaro
Y escribid vuestro nombre
En un ángulo del cuadro.

JACQUES PRÈVERT & MORDICAI GERSTEIN, Para hacer un retrato a un pájaro, Factoría K de Libros, Pontevedra, 2011.

miércoles, 27 de abril de 2011

LA METAMORFOSIS, SEGÚN LAUTRÉAMONT, José de la Colina

LA METAMORFOSIS, SEGÚN LAUTRÉAMONT

No es un hombre, ni una piedra, ni una planta, sino un insecto coleóptero, quien inicia este canto. Lector de ojos puros y de frente aún no surcada por las uñas de la crueldad, esto te digo: no será sin peligro de tu alma, que supones inmortal (yo reiría si no tuviera los labios partidos), que te adentrarás en estas líneas impregnadas de execración, escritas sobre la piel tierna de un incauto infante por el joven de mirada azufrosa y frente estrecha, proscrito de todas las familias por él envenenadas con la literatura, pero puesto que osas avanzar en estas páginas pantanosas, no abandones a la almohada tu cabeza inflada por los vapores del tedio, no sea que despiertes, como yo, transformado en rampante escarabajo cuyas patas, difíciles de contar como los granos de sal del insomne océano, se agitan inconsistentemente, como las yerbas malignas en las noches de viento ululante. ¿No has oído la atroz carcajada del viajante de infame comercio al recorrerte la columna vertebral hueso a hueso?
Y así finalizó Gregorio Samsa su enésimo canto.


JOSÉ DE LA COLINA, Portarrelatos, Ficticia, México, 2007, página 62.


IMAGEN: REEZ

martes, 26 de abril de 2011

SUPERVIVENCIA, Sergi Pàmies


SUPERVIVENCIA
 

Le han recomendado tantas veces que busque las respuestas dentro de sí mismo que, un día, organiza una expedición. Equipado con un casco de espeleólogo, un machete, un piolet y cuerdas de alpinista, inicia la travesía. El primer paso es el más difícil. Tiene que concentrarse mucho para encontrar la rendija adecuada y, a presión, meterse dentro de su propia piel. El tránsito del exterior al interior le hace sudar y maldecir pero, con la ayuda de una maniobra de contorsionista y el ímpetu artificial que le proporcionan los antidepresivos, lo consigue (admirado por la eficacia del machete a la hora de abrirse paso y eliminar resistencias). El espacio que lo acoge no tiene nada que ver con el que había imaginado. Le habían hablado de un territorio casi ilimitado y, por si acaso, llevaba consigo un kit de supervivencia. Ahora, en cambio, mueve la cabeza para iluminar un espacio cerrado, oscuro, en forma de armario. Gracias a la disciplina aprendida en multitud de terapias, evita sacar conclusiones. Sabe que no le conviene precipitarse y se agarra a la posibilidad de encontrar, más allá de esta claustrofobia inicial, otros espacios. Para poder moverse con más facilidad, descarga la mochila y las cuerdas. Comprueba la consistencia de los límites que le rodean con la punta del piolet: toc, toc. Lo que ve —capas superpuestas de penumbra rodeando siluetas de estantes vacíos y de perchas sin ropa— no lo tranquiliza. Si éste es el armario en el que debía encontrar respuestas, piensa, mal asunto. Como siempre que se angustia, le entra hambre. Saca de la mochila dos barras proteínicas y las devora con la avidez de un náufrago. Lo que le pasa por la cabeza le satisface tan poco como lo que ve. No sabe qué esperaba encontrar pero la expectativa que le ha traído hasta aquí no incluía un mueble vacío. No necesita esforzarse para reconocer los síntomas de la decepción. Siente la tentación de disparar una bengala, a ver si, más allá del techo, hay algo aparte de este espacio, que, además, le parece que se está estrechando. Sólo es una impresión pero le basta para entender que, pese a que recuerda haber venido a buscar respuestas, ya no sabe a qué preguntas correspondían. Cuando, con asepsia o paternalismo, le hablaban del concepto «dentro de ti», nunca imaginó un espacio como éste. Ahora se da cuenta del error de haber creído que todo sería amplio, extenso, inabarcable. Que todo haya resultado tan oscuro e irrelevante quizá sea, especula, una respuesta. Si cuando inició este viaje no estaba dispuesto a admitir según qué cosas, ahora tampoco. Por eso, impulsado por el efecto proteínico de las barritas, se levanta y empieza a golpear violentamente el fondo del armario. Además de rabia, el impacto del piolet le transmite motivaciones más íntimas. Lentamente, consigue abrir un boquete y, al otro lado, entrevé el mundo de siempre. Animado, sigue golpeando. El furor recaudatorio de los policías poniendo multas le produce cierta ternura y el mar, colapsado por surfistas y motos acuáticas, le transmite una vitalidad tan reconfortante como el olor mezcla de sal, sardinas carbonizadas y crema de protección solar. Cuando consigue que el boquete sea lo bastante grande para salir de sí mismo, sin preocuparse de la mochila, las cuerdas, el machete, el piolet y las preguntas sin respuestas que deja atrás.


SERGI PÀMIES, La bicicleta estática, Anagrama, Barcelona, 2011, pp. 85-87.

lunes, 25 de abril de 2011

LA METAMORFOSIS, SEGÚN LEWIS CARROLL, José de la Colina


LA METAMORFOSIS, SEGÚN LEWIS CARROLL

Entonces Alicia llegó a una habitación donde el señor K, que había despertado convertido en escarabajo, movía incesante y alegremente las patas.
—Oh, es terrible dijo Alicia—. ¿No te sientes mal, acaso?
El insecto se atusó el bigote, que era lo único que le quedaba del señor K, y dijo:
—Me alegra que hayas venido, niña. Así podremos celebrar juntos mis 29 o 30 o 31 o quién sabe cuántos nocumpleaños de este mes.
—No es de personas bien educadas cambiar de Conversación replicó Alicia—. Eres un grosero.
—Niña tonta contrarreplicó el escarabajo—, lo importante no es cambiar de conversación sino cambiar de interlocutor.

JOSÉ DE LA COLINA, Portarrelatos, Ficticia, México, 2007, página 58.

domingo, 24 de abril de 2011

LLAMADA DE AUXILIO, Pedro Ugarte


LLAMADA DE AUXILIO

Yo estaba desolado. Necesitaba su ayuda. Le escribí una carta.

Estoy muy triste.

Pero sé que mi letra es nerviosa, atropellada, absolutamente ilegible, por eso ella sólo acertó a leer luego supe:

Estoy en Trieste.

Me quería y ni siquiera lo dudó. Hizo las maletas y, en su afán por ayudarme, partió hacia las perdidas costas del Adriático, es decir, muy lejos de mí.


PEDRO UGARTE, Materiales para una expedición, Lengua de Trapo, Madrid, 2002, p. 70.