domingo, 31 de agosto de 2014

SOBRE EL PODER DE LA LITERATURA, Juan Gómez Bárcena

   "Desengáñese, amigo mío: el amor, tal y como usted lo entiende, lo ha inventado la literatura, lo mismo que Goethe le regaló el suicidio a los alemanes. No somos nosotros los que escribimos novelas, sino las novelas las que nos escriben a nosotros..."

JUAN GÓMEZ BÁRCENA, El cielo de Lima, Salto de Página, Madrid, 2014, p. 142.
&
William Harnett

sábado, 30 de agosto de 2014

[COMO UNA LUCIÉRNAGA...], William T. Vollmann


  ...y siempre había coches y furgonetas y autobuses allí aparcados, junto a posesiones baratas, y a veces podía verse el breve destello de una luz en el interior de aquellos caparazones, como una luciérnaga dentro de la boca de un caballo muerto.

WILLIAM T. VOLLMANN, Historias del Arcoiris, Pálido Fuego, Málaga, 2013, p. 227.
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Nobuyoshi Araki

viernes, 29 de agosto de 2014

[EL AMOR ES UNA PUERTA ENTORNADA...], Juan Gómez Bárcena


   El amor es una puerta entornada. Un secreto que sólo sobrevive mientras se guarda a medias.

JUAN GÓMEZ BÁRCENA, El cielo de Lima, Salto de Página, Madrid, 2014, p. 96.
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Nobuyoshi Araki

jueves, 28 de agosto de 2014

[BOSTEZAN LAS NUBES...], Manuel Villena

Bostezan las nubes, perezosas.
Sólo al necio ese antifaz oculta
cuán presto el tiempo va.

Manuel Villena
&
Moisés Suárez

miércoles, 27 de agosto de 2014

EL HOMBRE EN LA ARAUCARIA, Sara Gallardo

EL HOMBRE EN LA ARAUCARIA

   Un hombre pasó veinte años haciéndose un par de alas. En 1924 las estrenó, de madrugada. Su temor principal era la policía. Anduvieron, con un vaivén bastante lento. No lo subían más de doce metros, la altura de una araucaria de la plaza San Martín.
   El hombre abandonó a su mujer y sus hijos para pasar más horas sobre el árbol. Era empleado en una compañía de seguros. Se instaló en una pensión. Cada medianoche ponía aceite para máquinas de coser en las alas, y marchaba a la plaza. Las llevaba en un estuche de violoncello.
   Bastante cómodo, tenía un nido sobre el árbol. Has­ta con almohadones.
   De noche la vida de la plaza es extraordinariamen­te compleja, pero él nunca se molestó en enterarse. Le bastaban los follajes, las casas oscuras, y sobre todo las estrellas. Las noches de luna eran las mejores.
   Nuestro mal es no aceptar el límite. Se le puso pa­sar un día entero en el nido. Fue en un feriado de la compañía.
   Salió el sol. Nada como el amanecer entre las co­pas de los árboles. Muy alta, una banda de pájaros pasó dejando la ciudad a sus pies. Los contempló con una especie de mareo, con lágrimas.
   Eso había soñado los veinte años que puso en fa­bricar sus alas. No en una araucaria.
   Los bendijo. Se le fue el corazón tras ellos.
   Una sirvienta abrió los postigos en casa de una vie­ja insomne. Vio al hombre en su nido. La vieja llamó a la policía y a los bomberos.
   Con altavoces, con escaleras, lo rodearon.
   Tardó en notarlo. Se calzó las alas. Se puso de pie.
   Los autos frenaron. La gente se juntó. Se abrieron las ventanas. Vio a sus hijos, con delantales de colegio. A su mujer, con la bolsa del mercado. A la sir­vienta y a la vieja abrazadas.
   Las alas funcionaron, despacio. Rozó ramas. Pero perdió altura. Bajó hasta el  monumento. Sal­tó. Se enhorquetó en ancas del caballo. Tomó de la cintura al general San Martín. Sonreía.
   Un policía disparó un tiro.
   Quedó sobre el caballo un zapato enganchado.
   Pero pudo volar. Lento, avanzó, apenas más alto que las cabezas de los que estaban en la plaza, y na­die respiro observándolo.
   Llegó a la torre de los ingleses, el viento lo ayudó hacia el sur.
   Vive entre las chimeneas de una fábrica. Es viejo y come chocolate.

SARA GALLARDO, El país del humo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1977, pp. 56-57.

martes, 26 de agosto de 2014

[LAS OSTRAS SON...], Jaime Chávarri


   Las ostras son las polveras de las sirenas.


JAIME CHÁVARRI, Y..., Huerga & Fierro, Madrid, 2001, p. 26.
&
Debra Torger

domingo, 24 de agosto de 2014

[NADA CONSUELA...], Manuel Villena


Nada consuela a la chiquilla.
El helado se desangra a borbotones...
Las moscas ya planchan sus fracs.

Manuel Villena
&
Magnus Murh