miércoles, 31 de diciembre de 2014

FIN DE AÑO, José Jiménez Lozano



FIN DE AÑO

Lluvia obstinada,
pájaros mojados, silenciosos,
lejanas campanadas en la noche,
calendario sin hojas.
¿Duda si continuar el mundo?

JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO, Advenimientos, Pre-Textos, Valencia, 2006, página 99.
&
Isao Tomoda

martes, 30 de diciembre de 2014

EL HOMBRE DE LA SIRENA, Felipe Garrido


EL HOMBRE DE LA SIRENA

   —Tengo una sirena —dijo el profesor; o eso parecía por los anteojos, las plumas en el bolsillo de la camisa, todos esos libros apilados en la mesa.
   Pero nadie le hizo caso; cosas más inusuales se escuchaban en aquella cantina, abierta al malecón.
   —Su voz es más dulce que el tumbo de las olas y sus ojos tienen el brillo del relámpago y sus undosos cabellos...
   —Largos y verdes como las ondas que se adelgazan...—lo atajó un marinero ilustrado.
   —Nada de eso —musitó el profesor, y apartó de sus labios la sexta cerveza—; cortos y dorados como... o quizá cobrizos pero, en todo caso, tan cortos que dejan desnuda la hermosa columna que sostiene la cabeza y los hombros espléndidos...
   —Y, de seguro —siguió el marinero, sentándose a la mesa—, también los pechos altivos... —pero se sintió cohibido por la mirada del profesor, a quien no le hacía gracia que ciertos encantos de su sirena fueran comentados en público, y empinó el vaso de ron para dar un pretexto a su silencio.
   Por unos instantes los dos se miraron, entre trago y trago, sin saber cómo reanudar aquella conversación. Hasta que el marinero, mientras le llenaban nuevamente el vaso, decidió hacer gala de su erudición.
   —Y cantará, por cierto, su sirena.
   —No. Más bien conversamos, mi sirena y yo.
   La mirada del profesor quedó suspendida sobre el mar, que se iba poniendo violeta.
   —Es hermoso este mar —dijo el marinero, que lo sentía propio.
   —El más hermoso del mundo —asintió el profesor, sin volver Ia vista—; por allí anda ella, en algún lugar.
   —Tenga cuidado —advirtió el marinero.
   —Con gusto me perdería en sus brazos.
   —¿Los ha probado? Cuente, amigo, las caricias...
   El profesor se volvió con un aire de misterio.
   —Nada diré, porque las palabras... —y no contó más. Recogió los libros, los acomodó bajo el brazo, se puso de pie contra el atardecer y desapareció con paso distraído, sin pagar la cuenta.


FELIPE GARRIDO, Conjuros, Malpaso, Barcelona, 2014, pp. 16-17.

lunes, 29 de diciembre de 2014

[FLOTAN DÓCILES...], Manuel Villena

Flotan dóciles
como hojas de enebro
las carpas muertas.

Manuel Villena

domingo, 28 de diciembre de 2014

HISTORIA DE UN PEDO QUE HIZO HUIR AL DIABLO Y QUEDAR COMO UN TONTO, Pierre-Thomas-Nicolas Hurtaut

HISTORIA DE UN PEDO QUE HIZO HUIR AL DIABLO Y QUEDAR COMO UN TONTO

   Un hombre al que el diablo atormentaba desde hacía tiempo para que se le entregase, no pudiendo resistir las persecuciones de ese maligno espíritu, consintió, pero con tres condiciones, que le propuso al instante:

  1. Le pidió una gran cantidad de oro y plata, y el diablo le entregó tanto como quiso.
  2. Le exigió que lo volviera invisible y el diablo le enseñó los medios.

   Finalmente, estando tan turbado por qué proponerle como tercera condición y queriendo hacer que le fuera imposible concedérsela, como su ingenio no le aportaba nada, se vio asaltado por un miedo atroz y, por fortuna, ese miedo le procuró por casualidad un gran servicio. Cuentan que en ese momento crítico se le escapó un pedo diptongo, cuyo estruendo se asemejó a una descarga de mosquetería y, aprovechando con juicio la ocasión, le dijo al diablo: "Enhebra si puedes ese pedo y seré tuyo". El diablo no pudo hacerlo, a pesar de que puso un extremo en el agujero de la aguja y tiró del otro con fuerza con los dientes; aterrorizado por otra parte por el espantoso estruendo de ese pedo, que el eco había redoblado, confuso y más que furioso por haberse dejado engañar, huyó rápidamente y liberó al desdichado del peligro que corría.


PIERRE-TOHMAS-NICOLAS HURTAUT, El arte de tirarse pedos, Pepitas de calabaza, Logroño, 2009, pp. 44-46.
&
José María Lema

sábado, 27 de diciembre de 2014

[LAS OLAS COBIJAN...], Manuel Villena

Las olas cobijan
el caparazón del cangrejo
entre mis pies.

Manuel Villena

viernes, 26 de diciembre de 2014

LA PLUMA DE LA BUENA SUERTE, Amaia Tomé

LA PLUMA DE LA BUENA SUERTE

1. Amanece sobre las miles de chabolas desperdigadas por la tierra seca y polvorienta de Alexandra el día de navidad. En la casa de Zahina no hay árboles decorados ni medias rojas al lado de la cocina, porque en los arrabales musulmanes del extrarradio de Johannesburgo la nieve y la navidad parecen un espejismo, un capricho de los blancos. Zahina no quiere despertar a la rutina de la mañana. Anoche, en un canal de televisión había visto una película, y había cerrado los ojos deseando secretamente tener también un árbol con luces y regalos. Una bicicleta; había escogido de entre todos los presentes posibles de su sueño, una bicicleta. Con ella podría salir de las calles de Alexandra, hacia la ciudad, y de allí volar hacia un lugar donde poder ver copos de nieve cayendo.


2. Después de comer el día de navidad siempre veían una película abrigados del granizo de la fría tarde. Este año decidieron que escogería Shay. Mientras padres, hermanos y abuelos acaban en la cocina con la últimos trozos del Plum Pudding, Shay revisa los antiguos DVDs de su padre; Elf, Milagro en la calle 34, Navidades blancas... De vez en cuando, atraviesa el salón hacia el árbol de navidad la pequeña Nessa abrazando a su nueva muñeca cantando; I saw three ships come sailing in on Christmas day, on Christmas day? Nessa se para delante del árbol y sale corriendo entre asustada e incrédula. De la cocina, viene el olor del Mulled Wine: canela, gengibre, naranja... Shay tiene la cabeza en otro lado; el próximo día siguiente es el Wren Boys así que ya rebuscó en el trastero algunas ropas viejas del abuelo y una flauta...? And what was in those ships all three on Christmas day, on Christmas day? Nessa vuelve a cruzar el salón. Shay va a salir con los amigos en la mañana siguiente por las calles de Ballinter cantando y pidiendo algunas monedas a cambio de una pluma que simboliza la buena suerte. Estos días recorren las calles de la ciudad dublineses que regresaron para pasar la navidad en la casa. Es fácil identificarlos con sus abrigos canadienses o su forzado acento yanquee. Todos dan monedas mientras los chavales tocan algo para ellos y guardan su pluma de la suerte en su bolsillo con una sonrisa sincera. Shay les desea a todos la suerte de poder volver pronto, porque él no quiere marchar nunca de las calles de Ballinter; sólo en verano, para ir pescar la Howth con su padre. Ya decidió la película, El Grinch.


3. Cae la noche del 25 de diciembre sobre Sukkur, y Sajid se refresca en el río después de un día duro en el campo mientras recuerda los días de navidad que había vivido en Feltham, en las aforas de Londres. Él había jugado en aquellas calles con juguetes nuevos mientras con desprecio lo llamaban Paki. Toda la familia pasaba el día como podía porque la navidad de los hindúes, el Diwali, ya había acabado. La calurosa realidad de Sukkur había obnubilado ya muchas memorias de la infancia. Lo que no olvidaba era el regalo que su padre le había hecho en la última navidad. Gracias a él, Sajid había retornado a sus raíces, al lugar al que pertenecía: su padre le había regalado un viaje a Paquistán.


Amaia Tomé
[15 años]
&
Chema Madoz

jueves, 25 de diciembre de 2014

UNA VERDAD IMPOSIBLE DE REVELAR, Xiomara Barja

UNA VERDAD IMPOSIBLE DE REVELAR


   Ya era hora de decirle a Marta la verdad que iba a destruir su mundo. Sus padres se habían decidido después de muchas discusiones. Pero, cuando vieron a su niña corriendo hacia el árbol con la esperanza de que los Reyes Magos le hubieran traído algo, se miraron en silencio durante unos segundos. Después, de su boca sólo pudieron salir dos palabras: ¡Feliz Navidad! 
Xiomara Barja
[15 años]