jueves, 31 de diciembre de 2015

[OTRO AÑO HA TERMINADO...], Söin

Otro año ha terminado:
¿adónde irá
lo que ha pasado?

Söin


RODRIGO ESCOBAR & JAVIER TAFUR, Para el corazón que no duda, Universidad del Valle, Cali, 2005, página 18.
&
Phil Douglis

miércoles, 30 de diciembre de 2015

PEQUEÑO CUENTO DE AÑO NUEVO, José Ángel Cilleruelo

PEQUEÑO CUENTO DE AÑO NUEVO

   Se levanta temprano para mirar el cielo. El día amanece nublado, metálico. No hay mañana más solitaria que la de Año Nuevo, piensa Ziza. Cree intuir —antes que ver— un pálido reflejo dorado entre las nubes. El sol que se abrirá paso en su vida; esas cursilerías la reconfortan. En la casa familiar le espera comilona y aburrimiento. Después quedará con las amigas del taller. Al cine. "Qué asco—redacta en su blog— igualito que si fuera el año pasado". Entre sus piernas pasa caracoleando un pececillo de plata. Reacciona rápido, lo aplasta con la zapatilla: Feliz año, bicho.

JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO, Galería de charcos, Polibea, Madrid, 2009, p. 40.

martes, 29 de diciembre de 2015

PEQUEÑO CUENTO DE AÑO NUEVO, José Ángel Cilleruelo

PEQUEÑO CUENTO DE AÑO NUEVO

   La brigadilla llega a la plaza con las primeras gotas de leche sobre el café de la noche. Les aguarda un horizonte de vasos de plástico, botellas rotas, colillas, guirnaldas de papel y papelillos de colores náufragos en los charcos de bebidas oscuras. Entre los desperdicios, duermen quienes se quedaron atascados en el sumidero de la fiesta y no pudieron correr hacia un destino más abrigado. Los barrenderos les zarandean con el palo de los escobones y, a diferencia de otras inmundicias, se yerguen aturdidos, con frío, y enseguida toman el camino incógnito por donde desapareció el año horas antes.

JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO, Galería de charcos, Polibea, Madrid, 2009, p. 59.
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Sergio R Velázquez

lunes, 28 de diciembre de 2015

[FUE HORIZONTE...], Manuel Villena

Fue horizonte.
Ahora ya es precipicio.
Qué vértigo, vida.

Manuel Villena
&
Alessandro Rolandi

domingo, 27 de diciembre de 2015

CAMINO DE LA GUERRA, Emilio Gavilanes

CAMINO DE LA GUERRA

   En el verano de 1808 la Grande Armée sufre su primera derrota en campo abierto. Es la batalla de Bailén. Pocos meses después Bonaparte entra en la Península con un nuevo ejército, dispuesto a vengarse. Las tropas españolas se repliegan hacia León para unirse con las británicas de Moore. Los franceses los persiguen. El 31 de diciembre Napoleón entra en Astorga. Al instante su ejército comienza a saquearla. La ciudad está casi despoblada. Ha habido una epidemia de tifus. Fusilan a todos los hombres que encuentran. A los enfermos no los sacan de la cama. La apoyan contra una pared para que el prisionero pueda recibir el plomo casi en pie.
   Por todos los alrededores se difunde la noticia. Los antiguos alcaldes de los pueblos de la región piden a los hombres que acudan con sus armas de caza para hostigar al francés.
   El joven Tomás Morais tarda varios días en salir de La Carballa. La mujer estaba de parto y no quería dejarla sola.
   En media jornada alcanza el camino por el que ha llegado el enemigo. El frente de avance es enorme. Hay pisadas en el suelo embarrado del campo hasta donde alcanza la vista.
   Pasada La Bañeza ve que un cañonazo ha roto un granado y ha sacado la copa del cercado en el que se encontraba el árbol. Por primera vez ve esa fruta desconocida. La muerde, con curiosidad y quedan al descubierto los rojos granos en sus pálidas celdillas. Después de probarlos, guarda algunas frutas en el morral.
   Pasa una codorniz. La dispara. El barro que vuela explota y se abre en el aire una flor roja. Queda tan deshecha que no la puede recoger.
   Más allá una liebre corre trazando vueltas y revueltas, cambiando continuamente de dirección. A pocos metros un perro la persigue haciendo las mismas vueltas y revueltas. El perro se guía solamente por el olor. Parece ciego. Hay momentos en que, en una de esas curvas, la liebre queda a unos centímetros del perro. Si acortase por ahí la atraparía enseguida. Pero es esclavo del olor y no abandona el rastro, recorriendo los torturados metros que le separan de la liebre.
   Un gallo canta a lo lejos. Resuena como en otra realidad. Alerta un perro lejano. El pequeño bosque que Tomás Morais atraviesa ahora parece que está en el más allá. Piensa en su casa, en el llanto del recién nacido. Ya siente nostalgia de la vida que ha dejado.
   De pronto se topa con un jabalí vivo, tendido de espaldas, con las cuatro patas hacia arriba, rotas. Las cuatro hacen una línea quebrada. El animal está inmóvil. Solo se mueven los ojos, que miran con alarma cómo el hombre se acerca. Tomás Morais le hunde la navaja por debajo de la barbilla y tira hacia abajo. El vientre se abre como la mañana y queda a la vista el sol del corazón. Le corta los conductos que lo riegan. Los intestinos se desparraman. Parecen nubes de tormenta. Los ojos del jabalí intentan ver lo que está ocurriendo ahí abajo. No se espanta. Aún no sabe que se está muriendo. Morais espera que el corazón se pare. Entonces, sin saber por qué lo hace, lo corta y se lo guarda, envuelto en una camiseta limpia que lleva de repuesto. También le arranca los riñones, después de hundir la mano en las entrañas y de rebuscar entre las vísceras, calientes.
   Todas las cosas muestran otra cara. Parece que está viendo el envés del mundo. Cerca ya de Astorga ve una carga de caballería contra un grupo de paisanos mal armados. Los caballos no son los animales mansos que él conoce. Son indistinguibles de sus jinetes. Parece que los propios caballos blanden las espadas con las que descargan golpes sin cesar al enemigo que avanza a pie. Se oye fuego de fusilería.
   Antes de echar a correr hacia el combate, se asegura de que aún lleva colgada del cuello la cajita que encierra el papel en el que el señor cura le ha escrito la salvación de su vida: “Detente bala”.

EMILIO GAVILANES, Autorretrato, Punto de vista, Madrid, 2015.
&
Åsa

sábado, 26 de diciembre de 2015

[LA FELICIDAD ES...], Emilio López Medina


   La Felicidad es una Matrona esquiva que a todos se ofrece, pero que a nadie se entrega.

EMILIO LÓPEZ MEDINA, El dolorUniversidad de Jaén, Jaén, 2011, página 32.
&
James Brady

viernes, 25 de diciembre de 2015

[FULGE EL FUEGO...], Manuel Villena

Fulge el fuego.
También tizna el hollín.
Todo es incendio...

Manuel Villena
&
Cy Twombly