lunes, 23 de julio de 2007

MILES, Leonard Cohen


MILES

Entre los miles
que son conocidos,
o que quieren ser conocidos
como poetas,
quizá uno o dos
sean auténticos
y el resto son impostores,
rondando por los recintos sagrados
tratando de parecer genuinos.
No hace falta decir que
yo soy uno de los impostores,
y ésta es mi historia.

LEONARD COHEN, Libro del anhelo, Lumen, Barcelona, 2006, p. 81. 

viernes, 20 de julio de 2007

Agustín Fernández Mallo, Nocilla dream



El camión cruzó la frontera en El Paso sin problemas; de hecho, la carga de alubias negras que transportaba era ya bien conocida por los guardas norteamericanos que cada 37 días veían pasar a Humberto. Venía de Monterrey, norte de México, para dirigirse al Mercado Central de Salt Lake City, desde donde se distribuían frutas y verduras a diferentes puntos del Estado de Utah y colindantes. Una vez ya rodando en USA, siempre que se detenía para hacer noche o repostar solía abrir la puerta del remolque a fin de comprobar el estado de la mercancía; si algo se echara a perder, ya fuera por golpes o por una incorrecta sujeción de las cajas, tendría que abonarlo de su bolsillo. Pero esta vez no lo hizo; se sintió unas veces muy cansado, y otras encontró dema­siadas cosas interesantes en cada lugar de los que se detuvo como para acordarse de las alubias. Por ejemplo, el nuevo parque de atracciones un poco más allá de San Antonio, o la espléndida vista que se divisaba desde la también nueva carretera que enlazaba altísimos puentes en una zona de cañones de Nuevo México, o la conver­sación de un autoestopista, llamado Bertrand, que se dirigía lo más al norte que le llevaran, y al que después de invitarlo a comer y beber, dejó cerca de Ely, en el apeadero del autobús. Así que así, rodando sin prestar atención a la carga, al cuarto día llegó al mercado, polí­gono industrial en el que se almacenan las mercancías en naves sólo accesibles a mayoristas. Nadie imaginó que cuando abrieran una de las 2 puertas de la parte trasera del remolque se encontrarían con un hombre muerto en lo más alto de las cajas, tumbado boca abajo y con la espalda a ras de techo. La puerta derecha, abierta, sólo dejaba ver la cintura y las piernas, que quedaron medio colgando en el vacío. Cuando abrieron la puerta izquier­da, que permanecía cerrada y ocultaba la cara y parte del tronco, el cadáver se les vino encima. Con un sonido como de huevo estrellado y hueco dio contra el suelo. Es un mejicano, dijo Humberto palideciendo, ¡Hay que llamar a Inmigración! Todos guardaron silencio unos segundos. Murió de asfixia, seguro, murmuró otro. Para no perder la mercancía, decidieron mezclar entre las otras cajas aquellas sobre las que había yacido el joven mejicano, para decir después que las habían tirado y evi­tar así las manías y escrúpulos de futuros compradores. Si suponemos que el cuerpo del joven malogrado poseía las medidas del estándar universal, 1.75 metros de altura por 0.5 metros de ancho, tenemos una superficie de 0.875 m2 de alubias que, dispersa, anda por el mundo llevando saliva, sudor, lágrimas, orina y excrecencias de aquel que sobre ella consiguió pasar la frontera. Un nuevo cuerpo en negativo, un doble devaluado, repartido en escaparates, fruterías, cestas de la compra, estómagos y ollas. Un mapa roto de 0.875 m2 del cual quizá algún fragmento haya regresado a casa: hay una tienda de productos solidarios en Salt Lake City que periódicamente envía partidas de legumbres a los lugares más empobrecidos de México.

http://elarcademetaforas.blogspot.com/2008/08/nocilla-dream-agustn-fernndez-mallo_01.html

Alejandro Jodorowsky, Después de la guerra







Después de la guerra


El último ser humano vivo lanzó la última paletada de tierra sobre el último muerto. En ese instante mismo supo que era inmortal, porque la muerte sólo existe en la mirada del otro.

jueves, 19 de julio de 2007

AMOR, Raúl Brasca

AMOR I

A ella le gusta el amor. A mí, no. A mí me gusta ella, incluido, claro está, su gusto por el amor. Yo no le doy amor. Le doy pasión envuelta en palabras, muchas palabras. Ella se engaña, cree que es amor y le gusta; ama al impostor que hay en mí. Yo no la amo y no me engaño con apariencias, no la amo a ella. Lo nuestro es algo muy corriente: dos que perseveran juntos por obra de un sentimiento equívoco y otro equivocado. Somos felices.






AMOR II

Pretende que estoy enamorada del amor y que a él sólo le interesa el sexo. Dejo que lo crea. Cuando su cuerpo me estremece, lo atribuye a sus muchas palabras. Cuando mi cuerpo lo estremece lo atribuye a su propio ardor.
Pero me ama y no lo saco de su engaño porque lo amo. Sé muy bien que seremos felices lo que dure su fe en que no nos amamos.


Raúl Brasca, Todo tiempo futuro fue peor. Thule Ediciones.

martes, 17 de julio de 2007

BELLUM JEANS, Elena Medel


[BELLUM JEANS]

Para Pura, Rebeca y Marina

Hoy, por fin, descubro que tengo buena suerte.

Que cada vez es más sencillo que las yemas de mis dedos
viajen, intuitivas, por los túneles de mi torso.
Que mi estómago ha aprendido del mito de Narciso
y ya silencia él sólo su grito desgarrado:
la desgracia de la hermosura ansío para mí.
Que mis dedos escarban y consiguen rescatar lo inútil,
o lo útil que yo sé —o creo— que no sirve.

Por merecer la más bella envoltura rezo cada noche.

Por ser la vencedora en la batalla diaria de Zara:
la guerra de los pantalones vaqueros más estrechos,
de colores, con dibujos, los de marca, los más caros,
porque cada vez es más sencillo que las yemas de mis
dedos
viajen, intuitivas, por los túneles de mi torso.
Por liderar el ranking de los cuerpos más apetecibles,
más llamativos, por una cosa u otra, a la cabeza
de las sedas varoniles, los mentones perfectos,
el vello hermoso enmarcando sus labios.

Aunque no sea alta ni melancólica ni mis manos expertas.

Insignificante, sonriente e ingenua como soy
acumulo mandatos de porcelana en el cubo de basura.
Y cada vez es más sencillo que las yemas de mis dedos
viajen, intuitivas, por los túneles de mi torso.

Magnífica estrella la mía. Hoy, por lo menos,
después de la austeridad de ya no hay llave,
tan sólo me duele la habitación número trece.
Y es un lujo morir habiendo prescindido del desayuno.

ELENA MEDEL, Mi primer bikini, DVD poesía, Barcelona, 2002.

lunes, 16 de julio de 2007

EL PUÑAL, Juan José Tablada


Tu primera mirada
Tu primera mirada de pasión
Aún la siento clavada
Como un puñal dentro del corazón


TABLADA, Juan José, El puñal

domingo, 15 de julio de 2007

LA BELLEZA, Manuel Villena


LA BELLEZA

Obstinada
la belleza brota
en las plantuelas que asoman
(verde sobre ceniza)
de las entrañas humeantes de la tierra
calcinada.

Manuel Villena

TRA(D)ICIÓN, Manuel Villena & Lola Gª Saavedra


TRA(D)ICIÓN
 
 
Quiso condensar en una imagen el empeño de todos los poetas de todos los tiempos.
A su mente acudió el fulgor de un hilo que traspasaba de mano en mano el legado.
La literatura se urdía en ese mutante e inmóvil tapiz.
 
No calculó que torpes ingenios lo deshilacharan. También el suyo.
 
De la definitiva visita de las musas guarda una sentencia:
—Nuestras palabras prestadas. Tus palabras mal dichas.
 
 
 
MANUEL VILLENA
GRABADO: Lola G. Saavedra