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miércoles, 24 de octubre de 2012

SEGURO VENDEDOR, Flavia Company



SEGURO VENDEDOR
        
   Yo no quiero insistir, pero a ver, usted lo que tiene que hacer es mirar la piel, ¿qué le parece?, ¿se da cuenta de lo que tiene en las manos?, napa de la mejor, la de mayor calidad del mercado de todos los tiempos, lo más bueno y suave que puede encontrar en todo el país, se lo digo con el corazón en la mano, pruébeselos, ya verá, le quedarán como un guante, se adaptan al pie como una tela mágica, si es que es la mejor napa del mercado, ya le digo, son unos fabricantes exclusivos, en lo suyo no tienen competencia, fabrican para gente especial, eso se ve en el precio, desde luego, pero después se agradece, verá cómo vuelve, si es que son unos zapatos impresionantes, una inversión, por lo bien que quedan y por lo que duran, no hay más que verlos puestos, ¡pero si le quedan de fábula, mujer!, vamos, si se los deja puestos un ratito se los compra, seguro, a lo bueno se acostumbra uno enseguida, no hay prisa, pruébeselos, verá, napa como esta no la encontrará en ningún otro sitio, eso se lo digo desde ya, y yo no miento, que esta napa es la mejor es un hecho, ahora bien, si le gustan o no ya es otra cosa, porque sobre gustos no hay nada escrito, pero como diseño y calidad, no hay más que mirar cómo y con qué están hechos, trabajos tan bien acabados se ven pocos, en eso estará de acuerdo conmigo, que le gusten o no, no digo nada porque cada quien es cada cual, pero que son unos buenos zapatos, no hay quien lo discuta, lo mejor del mercado, ya le digo, pero no quiero insistir, se ve de sobra que son los mejores zapatos del mundo, no necesitan propaganda, no se arrepentirá.
        
        
DIAGNÓSTICO: Tautología (Repetición de un mismo pensamiento expresado de diversas maneras).

lunes, 10 de septiembre de 2012

LA HERENCIA, Flavia Company



LA HERENCIA
        

   Llego al notario y mientras subo en el ascensor hasta el quinto en donde tiene el despacho pienso que no es que me alegre de la muerte de Pedro, solo faltaría, tampoco es que fuera mala persona, al fin y al cabo, porque tenía sus cosas como todo el mundo, pero malo lo que se dice malo no era, o no tanto como para que a mí me dé ahora un subidón de alegría con solo pensar que todas sus posesiones van a pasar a mis manos gracias a su muerte súbita e inesperada, tan inesperada que hasta resulta sospechosa. La policía investiga, pero yo ya les he dicho una y mil veces que de ninguna manera puedo creer que nadie tuviera motivo alguno para quererle ningún mal a Pedro, tan bueno él con todo el mundo, o casi. También pienso que no me voy a poner a derrochar su fortuna, aunque algún capricbito sí voy a permitirme, porque con él era difícil darse lujo alguno. No es que fuera tacaño, tampoco es eso, pero vaya. Y no es que me preocupe demasiado la policía. Se cansarán tarde o temprano de investigar un caso de infarto. Es pura rutina, dicen, y yo les creo, no tengo por qué estar con la mosca detrás de la oreja, aunque por si acaso me he buscado un buen abogado, porque hay gente muy mala y muy envidiosa, y no me refiero a nadie en particular, ni siquiera a mis vecinas, que han venido todas juntas a darme el pésame con un sentimiento tan auténtico como el mío propio, y han insistido en lo bien que imaginan mi dolor, sobre todo teniendo en cuenta que, siendo yo enfermera, no pudiera ayudarlo.         
        
DIAGNÓSTICO: Lítotes (Figura retórica que consiste en atenuar lo que se quiere dar a entender, pero dejando clara la intención de quien habla).
        

sábado, 26 de noviembre de 2011

UN MUNDO PROPIO, Flavia Company



UN MUNDO PROPIO

   No puedo esulgarlo. Es más cuerzote que yo. Pero bueno, al fin y al cabo, me consta que no soy el fúnico. Lo que pasa es que yo lo filgo y otros no, porque les da margonza. Cojo el totón —el mío— con una mano y lo voy bamborneando hasta que se pone targo. Este momento es el más alsime, hasta tal punto que me sateo y empiezo a dongumar como cuando me lo bamborneaba Camila —¡qué sontos aquellos!—. Bueno, luego me rongo en la mesa más próxima y así, de pie, aparmo la punta del totón con la otra mano, mientras que a la primera, la que he arsado antes, la pongo a mangusear suavemente arriba y abajo, a ritmo de tonga. ¡Aldarios del Mátil! Nadie puede decotar el soldón que me parusta. Es como un talotán, como un morsón, como un crildavo. Increíble. A continuación, cuando ya no sordomo más, hago que la primera mano mangusee más deprisa, con más carza. Cierro los mejos muy fuerte y me concentro nicomente en el totón, que está más targo que nunca. Y entonces, antes de golarme, me acuerdo de Camila y renjo que estará tordando lo mismo. Y luego me golo hasta la última loya, me lo guardo con cuidado y espero lagamente a que me vuelvan las carzas, para poder repetir. Y así cada día desde hace salinientos ongos. Y en cualquier sitio: en la ralle, en el forcato, en la anandería... Por eso me han porsucado entre estas cuatro paredes. Pero a mí me da lo tusco. Yo, a lo míó. Al fin y al cabo, me han dejado las manos y el totón, que es lo que omburta.


DIAGNÓSTICO: Glosolalia (Enfermedad que afecta al lenguaje, consistente en que el enfermo crea palabras y las dota de significación).