En Francia y en el Canadá francófono, la expresión habitual es faire l’école buissonière, literalmente ‘hacer la escuela matorralosa’, aunque en los últimos tiempos parece que en Francia se prefiere secher le cours, ‘secar la clase’. En el Norte de Italia, andare in marina, irse a la marina’, o biggiare, y en otras zonas de Italia, marinare la scuola, y también fare vela, ‘hacer vela’, o fare sega, ‘hacer sierra’. Se nota que los italianos son gente festiva y de aire libre. En Alemania, bien blau machen (‘hacer azul’), bien schwänzen o bummeln, que significa ‘colear’, aunque en el Sur de Alemania se dice también stemmen. En Inglaterra, esa misma acción se indica con to play truand. En danés, pjakke. En ruso, progulivat, que viene a ser ‘pasar’; en croata, smuginuti sa casova, pobeci sa casova —ambos modismos significan ‘escaparse de las clases’— o brisari sa casova ‘borrarse de las clases’. En rumano, a chiuli. Los checos dicen chodit za skolu, esto es ‘ir detrás de la escuela’, los eslovacos chodit po za skolu, que viene a ser lo mismo, y los polacos wagarowac o isc na wagary. En los Estados Unidos eso es to play hooky (‘jugar ganchudo’). En japonés se dice sa-bo-ru.
Al parecer, todos los niños de todos los lugares del mundo se escapan de sus clases alguna vez, y no sólo esto, sino que han acuñado, para referirse a ese acto, expresiones que tienen en común su admirable sentido poético. El hecho de que individuos muy alejados y desconocidos entre sí, y, además, especialmente inocentes o primitivos, actúen del mismo modo en circunstancias semejantes prueba que esa entidad misteriosa llamada naturaleza humana, a pesar de todo, existe.
MIGUEL D'ORS, Virutas de taller, Los papeles del Sitio, Sevilla, 2008, 67-69.
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André Kertész
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