«La luz es más antigua que el amor. Porque la luz es anterior al hombre, y sólo donde existen hombres existe el amor. La luz nació antes de que la inteligencia del hombre pudiera comprenderla, antes de que sus sentidos pudieran contemplarla; por eso al hombre le sorprende tanto e insiste en pintarla o, como hago yo ahora, en describirla. Y por eso los científicos investigan su aspecto, su frecuencia, las peculiaridades de su naturaleza. Quizá también por esa razón los científicos, que han sido los grandes protagonistas del siglo XX, nos informan de un gran número de paradojas acerca de la luz. A mí, sin embargo, la pregunta que me inquieta es otra: si la luz, por antigua que sea, posee edad, ¿no está sometida al envejecimiento? La Tierra envejece, todos los animales sobre ella envejecen. Cuando imagino el envejecimiento de la luz, imagino que la luz pierde velocidad.»
«La luz es más antigua que el amor. El factor tiempo es por lo tanto clave para comprender los mecanismos de la luz. Porque si el amor es propiedad exclusiva de nuestra especie —perros, gorilas o caballos no aman—, cabe pensar en un tiempo antes del amor, en el que la luz ya existía, y cabe así mismo pensar (desconozco qué pensamiento resulta más desalentador, si aquél o éste) en un tiempo, después del amor, es decir, después de los seres humanos, en el que la luz seguirá existiendo. Los científicos, que han ocupado durante el siglo XX el lugar de los filósofos y de los artistas, pues no sólo han interpretado el mundo, sino que también lo han explicado poéticamente, disponen de un gran número de imágenes para hacernos sentir nuestra pequeñez. Una es ésta: la luz existe con independencia de que exista un sujeto que la contemple.»
RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN, La luz es más antigua que el amor, Seix Barral, Barcelona, 2010, pp. 40-43.
2 comments:
Una frase:
"Todo cuanto sucede en el tiempo provoca nostalgia. De las estrellas, apenas si vemos otra cosa que viejas fotografías," p. 62.
¡Qué bien funciona esa sentencia en el conjunto!
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