INIMPUTABLE
Ahora están esperando al juez de guardia. Desde que descubrieron el cuerpo colgando del nogal el padre no ha abierto la boca, mientras que la madre no ha dejado de llorar. La mujer policía intenta consolarla abrazándola, pero ella no deja de gimotear con un constante «¡Por qué, por qué, si sólo tenía ocho años!». El otro policía, el viejo, mira al suelo y da vueltas en círculos mientras habla por teléfono en voz muy baja. Los de la ambulancia ni siquiera se han acercado.
Supongo que no tardarán en comenzar con la investigación. Preguntas y más preguntas que les ayuden a esclarecer lo sucedido y decantarse por suicidio o asesinato. Lo mirarán todo. Preguntarán por sus actividades, sus amigos, el colegio, el resto de la familia, el círculo de relaciones de sus padres. Nos pondrán a todos bajo sospecha.
Dudo que descubran que el que le empujó a hacerlo fui yo. Me harté de ser yo siempre el malo y él el bueno, yo el indio y él el vaquero, yo el villano y él el héroe. Me cansé de que me culpara de todo lo que él hacía mal. Y cuando se lo dije me contestó que no le importaba. Que buscaría otros amigos más divertidos que yo. Que si no quería, que no jugara más con él, que le daba igual. Y si hay algo que detesto es que me desprecien. Así que poco a poco le fui convenciendo de que nadie le quería, que no significaba nada para nadie, que sólo era un estorbo en la felicidad de los demás, que lo mejor que podía hacer era desaparecer. Cada día estaba más convencido, pero suicidarse le daba mucho miedo. Hasta ayer, que recibí una ayuda no esperada. Su papá se olvidó de que era su cumpleaños.
Pensándolo bien, supongo que tardarán mucho en llegar hasta mí. Pero aunque lo hagan, no me importa. No podrán hacerme nada. Yo sólo era su amigo imaginario.
Supongo que no tardarán en comenzar con la investigación. Preguntas y más preguntas que les ayuden a esclarecer lo sucedido y decantarse por suicidio o asesinato. Lo mirarán todo. Preguntarán por sus actividades, sus amigos, el colegio, el resto de la familia, el círculo de relaciones de sus padres. Nos pondrán a todos bajo sospecha.
Dudo que descubran que el que le empujó a hacerlo fui yo. Me harté de ser yo siempre el malo y él el bueno, yo el indio y él el vaquero, yo el villano y él el héroe. Me cansé de que me culpara de todo lo que él hacía mal. Y cuando se lo dije me contestó que no le importaba. Que buscaría otros amigos más divertidos que yo. Que si no quería, que no jugara más con él, que le daba igual. Y si hay algo que detesto es que me desprecien. Así que poco a poco le fui convenciendo de que nadie le quería, que no significaba nada para nadie, que sólo era un estorbo en la felicidad de los demás, que lo mejor que podía hacer era desaparecer. Cada día estaba más convencido, pero suicidarse le daba mucho miedo. Hasta ayer, que recibí una ayuda no esperada. Su papá se olvidó de que era su cumpleaños.
Pensándolo bien, supongo que tardarán mucho en llegar hasta mí. Pero aunque lo hagan, no me importa. No podrán hacerme nada. Yo sólo era su amigo imaginario.
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Chiharu Shiota
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