he descubierto
que el viento
no disturbia tu rostro de aceite
tan lleno de aguas y niños
que recíprocos se acarician
sino que lo oxigene
coloreando aún más
tal inexangüe piel
y todavía te preguntas
qué viento en julio
FC, Piel, Arnao, Madrid, 1985, p. 2.
&
Georges Seurat
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