Hay libros que caben por entero entre sus dos tapas; allí se quedan, y de allí no salen. Hay otros que no caben entre sus tapas, que parecen desbordarlas; pasan años a nuestro lado, nos transforman, transforman nuestra conciencia. Hay, finalmente, una tercera clase de libros, aquellos que marcan la conciencia (y el modo de vida) de una generación literaria y dejan su marca en todo un siglo. Su «cuerpo» reposa sobre un estante, pero su «alma» ocupa el aire que nos rodea. A esos libros los respiramos, viven en nuestro interior.
NINA BERBEROVA, Nabokov y su Lolita, La Compañía, Buenos Aires, 2008, p. 13.
&
Balthus
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