PAPÁ SE DESPIERTA CANSADO EN LA OSCURIDAD
Se murió tu abuelito, dice Papá una mañana temprano en mi cuarto. Está muerto, y como si en ese momento él acabara de escuchar la noticia, mi valiente Papá se apachurra como abrigo, y llora, y no sé qué hacer.
Yo sé que tendrá que irse, que tomará un avión a México, allá estarán todos los tíos y tías y se tomarán una foto en blanco y negro frente a la tumba con flores en forma de lanzas en un florero blanco porque así despiden a los muertos en ese país.
Como soy la mayor, Papá me ha avisado primero y ahora me toca dar la noticia a los demás. Tengo que decirles por qué no podemos jugar. Les tendré que pedir que hoy se estén quietos.
Papá, sus gruesas manos y sus gruesos zapatos, que se despierta cansado en la oscuridad, que se peina el pelo con agua, bebe su café y antes de que despertemos ya se ha ido, hoy está sentado en mi cama.
Y yo pienso qué haría si mi Papá muriera. Rodeo a mi padre con mis brazos, y lo abrazo, lo abrazo, lo abrazo.
SANDRA CISNEROS, La casa de Mango Street, Seix Barral, Barcelona, 2004.
&
Makoto Saito
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