y cómo vibra al aire su chirrido. Aunque
todo acaba en pavesas, no está la muerte
en su celebración, con tanto brío
la ensordece. No deja ni siquiera a la vida
coger el sueño, quiere ser canto al sol
de mediodía, solamente canto, corresponder
con su voz hasta enmudecer rendida. Con poco
tiene bastante, con el aire. Que la tierra le sea leve.
FERMÍN HERRERO, La gratitud, Visor, Madrid, 2014.
&
Johannes van Bronckhorst
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