Cuando cogía la mano de mi madre, que agonizaba con sus ojos entornados asomándose al infinito, sabía que ella soñaba entonces que iba con su padre cogida de la mano. Yo, en mi agonía, quizás sueñe que es ella la que me lleva a mí de la mano..., ¿O tal vez sueñe que soy yo quien lleva a mis hijas? En todo caso, las manos son el último eslabón del amor.
EMILIO LÓPEZ MEDINA, El dolor, Universidad de Jaén, Jaén, 2011, página 46.
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Walter Crump
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