Escribir para certificar que usamos las mismas palabras. Escribir demasiado hasta deshacerte de ellas e incorporar las nuevas que han surgido a lo largo del proceso creativo. Escribir para convertirse en otra persona sobre un escenario lingüístico inédito. Pasear por él durante años. Ir reduciendo poco a poco la escritura hasta volver a emplear las palabras originarias con la pretensión de ser quien fuiste pero sin renunciar a la perspectiva adquirida.
BENITO ROMERO, Horizontes circulares, Trea, Gijón, 2018, página 40.
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Zhang Huan
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