martes, 11 de marzo de 2014

ELLAS, Pedro Sánchez Negreira


ELLAS

   Siempre niegas, con vehemencia, que sea cosa del destino y lo argumentas con una erudición sobreactuada. Recurres —como si fuese fácil de entender—  al Principio de la Relatividad Lingüística, «o hipótesis de Sapir-Whorf» dices, arañando las  cuerdas vocales al pronunciar Whorf, para que suene lo suficientemente germánica. «La hipótesis sostiene que es la lengua del hablante la que determina cómo memorizamos, clasificamos y conceptualizamos la realidad que nos rodea.» concluyes,  para añadir de inmediato «¿Te lo explico?»
   Entonces lo fundamentas detallando que fue con Dolores con quien más has sufrido. Que antes de Lola, Nieves te dejó helado cuando se marchó sin despedirse y que luego fueron las manos de Lourdes y las caderas de Fátima las que lograron que  creyeras en los milagros, pero que sólo con Asunción conseguiste tocar el ciclo. Que sí, que después de Asun, llegó Consuelo y en su escote encontraste el refugio en el que confortarte; pero se cruzó Candela y te quemaste. Luego, con Remedios,  creíste que te curarías —al fin— de tantos fracasos; hasta que apareció Olvido. Y claro.


&
Chema Madoz