Con el paso del tiempo, se está intentado hacer creer que la Guerra Civil y la dictadura no fueron tan cruentas. Muchos de los que vivieron en esas décadas han intentado mirar hacia atrás, olvidar lo que ocurrió y seguir adelante, para no abrir viejas heridas y volver a sentir el dolor de antaño, pero no es justo para aquellos que se llevaron la peor parte del régimen, esas personas que sufrieron más cerca las barbaridades cometidas por los sublevados.
Una de ellas fue Dolores Serna. A ella le toco vivir uno de los episodios más despiadados del franquismo: el robo de niños a presas republicanas para entregárselos a familias afines al régimen.
Raquel Vázquez
BENJAMÍN PRADO, Mala gente que camina, Alfaguara, Madrid, 2006.
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