sábado, 20 de octubre de 2007

PARA QUÉ SIRVE LA LITERATURA, Juan Bonilla



PARA QUÉ SIRVE LA LITERATURA

Un hombre me enseñó en La Habana un libro
prohibido, un libro de Cabrera Infante.
En una caja de zapatos lo escondía:
La Habana para un infante difunto, Seix Barral, 1979.
Quiso que lo hojeara.
Resultaba imposible descifrar aquellas líneas,
caravanas de signos grises que ayer fueron palabras.
Las yemas de los dedos de cientos de lectores
habían lentamente ido borrando
la tinta de aquel libro hasta hacerlo ilegible.
Las yemas de unos dedos manchados de literatura perniciosa,
robando a aquellas páginas la vida,
como nos va robando el tiempo la esperanza o el deseo.
Yo le propuse al hombre cambiarle mi ejemplar por aquel libro,
un ejemplar incólume que le envié a La Habana a mi regreso.
Ahora ese ejemplar irá debilitándose de tinta,
las yernas de los dedos de cientos de lectores
trasladarán su prosa a unas manos insomnes.
Aquí en mi estantería el ejemplar que me enseñó ese hombre
liberado por fin de la ceguera de una caja de zapatos
descansa en paz
como un gigante desangrado que donó toda su savia
a una legión clandestina de vampiros.




JUAN BONILLA, El Belvedere, Pre-Textos, Valencia, 2002.