DESENCUENTRO
Cuando el Destino decidió entrechocar sus torpezas, no desató en ellos el júbilo de las almas gemelas que, por fin, ponen lazo rosa a su soledad.
En su costumbre de islotes deshabitados, tan sólo se atrevieron a mirarse, de soslayo, con el pavor de los niños perdidos que siempre eligen calzar sandalias, allí donde pasan el verano todos los Inviernos.
sábado, 16 de agosto de 2008
DESENCUENTRO, Manuel Villena
Labels: MANUEL VILLENA, RELATOS HIPERBREVES
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