Quería bajar desde que había llegado. Desde siempre fue curiosa y aquel pasadizo le decía que podía ser interesante. Se preparó para lo que pudiera encontrar con una vieja canasta, unos guantes amarillos de tela gruesa, un martillo mediano con guante de goma y unas tenazas para jardinería.
Cuando bajó, encontró la planta de cemento corroída, baldes viejos, una escalera, una fuente seca con rescoldos de hojas y una puerta clavada con dos clavos de esos largos para vigas de techo, en defensa de quien quisiera pasar el predio siguiente. Tiró de la puerta y de repente ahí estaba, una salida a una calle. Cruzó y se dio cuenta de que ahí estaban las cosas más curiosas y particulares que deseó en la vida.
ISIDORA CHACÓN, Historias de otras, Alianza Editorial, Madrid, 2013.
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Carole P. Kunstadt
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