Filósofo alemán (valga la redundancia), maestro de lo minúsculo, creador de aforismos geniales («Ya no se queman brujas, pero siempre es posible quemar una carta que dice alguna verdad incómoda»), Georg Christoph Lichtenberg fue además un inventor ocasional que soñó con un «balneario de aire» y un «cadalso con pararrayos». A la postre, sin embargo, no supo inventar nada mejor que un objeto genial y minúsculo como sus aforismos. Tan minúsculo que, paradójicamente invisible, lo describió como «un cuchillo sin filo al que le falta el mango».
EDUARDO BERTI & MONOBLOQUE, Breve catálogo de invenciones imaginarias, Impedimenta, Madrid, 2017, p. 142.
&
&
Gernot Schwarz
0 comments:
Publicar un comentario