sábado, 9 de noviembre de 2013

[...LAS PALABRAS...], Benjamín Prado & Eloy Tizón


   Yo no la creí en ninguna de las dos cosas; por un lado, tuve la impresión de que buscaba justo aquello de lo que decía escapar, otra pareja estable; y por otro, intuía que estaba mucho peor de lo que trataba de aparentar, como mínimo igual de abatida que yo. Y si no les gusta ese adjetivo llámenlo como quieran: vapuleada, rota, hecha trizas, fuera de combate... Debería existir alguna palabra que definiera con exactitud esa forma en que nuestra vida retrocede en ocasiones, nos da la espalda y nos fuerza a partir una vez más de cero; pero no la hay. Hablamos tanto, quizás por miedo a no tener nada que decir, que no nos damos cuenta de que todavía quedan muchas cosas que todavía no tienen nombre, entre ellas algunas de las más importantes.

BENJAMÍN PRADO, Qué escondes en la mano, Alfaguara, Madrid, 2013, pp.  36-37.

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   Yo seguía sin encontrar la Palabra. La Palabra era importante y yo no sabía encontrarla o se me escurría entre los labios. Me faltaba práctica, en suma. La Palabra tenía sabor pero había que saber morderla y extraer todo su jugo, y no era fácil, no era fácil, yo no sabía.

ELOY TIZÓN, Técnicas de iluminación, Páginas de Espuma, Madrid, 2013, p. 27.

&
Jie Zelf