lunes, 11 de noviembre de 2013

DISOLUCIÓN, Eloy Tizón


DISOLUCIÓN

   Viajar a través del Yo. Una mirada hacia dentro de los ojos, caer en lo profundo de abismos interiores. Sin límite. Una estatua de sal es devorada por las bestias amarillas de planetas transparentes. Dentro de toda canción se hospeda un niño. Dentro de cualquier frase —de esta frase— duerme la llave verde y tenaz de una pregunta tan falsa como imposible de dar respuesta. Si abro los ojos será mañana. Si miro lo que escribo se destruirá al instante. Acodado tras mi máquina de piedra, dejo pasar los siglos y los animales pero no los miro. Dejo que me mojen las playas más inmediatas para no caer en la espejada vanidad de la escritura, en la falsa utilidad de los poemas. No sirven, no. Cuando relea esto que torpemente ahora he escrito, irán las palabras borrándose al tiempo que yo las miro; cada trazo volverá a ser sol, cada línea el salitre de una tarde destrozada, cada página reverso de sí misma, y hasta siempre.

   Cuando relea, temblando, esto que he escrito, no quedará de mí sino un folio en blanco, una nada, un hermosísimo vacío. Quedaré yo blanco sobre el blanco; seré un verbo.

   No me leáis.


ELOY [GARCÍA] TIZÓN, La página amenazada, Arnao, Madrid, 1984, pp. 51-52.
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Scott Bergey