viernes, 28 de febrero de 2014

[EL PODER ES TAN PARECIDO A LA BELLEZA...], Luis Felipe Comendador



El poder es tan parecido a la belleza, que algunas mujeres los confunden.

&
Richard Avedon

jueves, 27 de febrero de 2014

TESIS SOBRE EL CUENTO III, Ricardo Piglia



TESIS SOBRE EL CUENTO


III

  Cada una de las dos historias se cuenta de modo distinto. Trabajar con dos historias quiere decir trabajar con dos sistemas diferentes de causalidad. Los mismos acontecimientos entran simultáneamente en dos lógicas narrativas antagónicas. Los elementos esenciales de un cuento tienen doble función y son usados de manera diferente en cada una de las dos historias. Los puntos de cruce son el fundamento de la construcción.


RICARDO PIGLIA, Formas Breves, Anagrama, Barcelona, 2000.
&
Aron Wiessenfeld

miércoles, 26 de febrero de 2014

RIVER MAN, Natacha Atlas


RIVER MAN

Betty came by on her way
Said she had a word to say
About things today
And fallen leaves.

Said she hadn't heard the news
Hadn't had the time to choose
A way to lose
But she believes.

Going to see the river man
Going to tell him all I can
About the plan
For lilac time.

If he tells me all he knows
About the way his river flows
And all night shows
In summertime.

Betty said she prayed today
For the sky to blow away
Or maybe stay
She wasn't sure.

For when she thought of summer rain
Calling for her mind again
She lost the pain
And stayed for more.

Going to see the river man
Going to tell him all I can
About the ban
On feeling free.

If he tells me all he knows
About the way his river flows
I don't suppose
It's meant for me.

Oh, how they come and go
Oh, how they come and go.

Nick Drake

martes, 25 de febrero de 2014

[LAS NOCHE SON BREVES...], Taneda Santoka


Las noches son breves.
¿Cuántos días más
aún por vivir?

Taneda Santoka
&
Ute Rathmann

lunes, 24 de febrero de 2014

EN EL HOSPITAL, Yevgeni Yevtushenko


EN EL HOSPITAL

1

No me he muerto, no completamente pero casi.
Siento que no sufro más
y mi doctor lee en mis ojos
algo como un miedo muy lejano.
 

Cómo puedo estirar mi vida al menos veinte años
darme el lujo de ser un inocente lleno de pecados...
Pero de mi ojos sobresale una tranquila alienación.

2

Sobrevivo, sobrevivo
pero no vivo.
Vuelvo a revivir, revivir.
Pero, ¿y si muero?
 

¿Soy mi propio traidor, mi propio rival?
Estoy exhausto de esta lucha sin fin
entre dos mundos: el “sobrevivir”
y la palabra que no tiene frontera, “la vida”.

3

Me gusta un río enigmático,
el que corre en dos direcciones. 

Trato de hablar con Dios para discutir.
Tengo miedo si Dios mismo es un creyente, 

que no esté ofendido, 
y se sienta aburrido de nosotros.


YEVGENY YEVTUSHENKO, Manzanas robadas. Antología, Visor, Madrid, 2011, pp. 110-111. 
&
Carol Rama



domingo, 23 de febrero de 2014

EXPIACIÓN, Juan Jacinto Muñoz Rengel


EXPIACIÓN

   Cuando dejó de notar las pulsaciones en el cuello, la soltó. Lo había hecho. Hacía tiempo que venía advirtiéndoselo, una y otra vez, y por fin había cumplido su palabra. Ahora estaba hecho y tan solo tenía que salir de allí y huir a alguna parte. Se asomó al balcón en busca de un poco de aire fresco. Se sentía bien, en paz. Pero fuera algo había cambiado. En la acera de enfrente, una madre y su hijo esperaban para cruzar la calle: aquella mujer tenía la cara de su esposa. Y su hijo tenía la cara de su esposa. Y el frutero que colocaba la mercancía de su escaparate tenía la cara de su esposa. Entró en el piso, aturdido. Corrió hacia el baño y se acercó al espejo. Antes de mirarse lo pensó un instante, y no levantó la vista hasta que creyó estar preparado: aunque también la viese allí, podría resistirlo. Pero no fue eso lo que vio. Se vio a sí mismo. Tal y como era. Sin máscaras. Entonces regresó al balcón y se arrojó al vacío.

&

sábado, 22 de febrero de 2014

LOS BESOS, Vicente Aleixandre


LOS BESOS

Sólo eres tú, continua,
graciosa, quien se entrega,
quien hoy me llama. Toma,
toma el calor, la dicha,
la cerrazón de bocas
selladas. Dulcemente
vivimos. Muere, ríndete.
Sólo los besos reinan:
sol tibio y amarillo,
riente, delicado,
que aquí muere, en las bocas
felices, entre nubes
rompientes, entre azules
dichosos, donde brillan
los besos, las delicias
de la tarde, la cima
de este poniente loco,
quietísimo, que vibra
y muere. –Muere, sorbe
la vida. –Besa. –Beso.
¡Oh mundo así dorado!

Vicente Aleixandre


Ilustración: GEOLE DEWANKEL, Besos, Kókinos, Madrid, 2013.

jueves, 20 de febrero de 2014

[NO HAY FRACASO...], Berta Dávila



No hay fracaso como la nostalgia de un cuerpo que ya, por fin, se olvida.

BERTA DÁVILA, El arte del fracaso, Pulp Books, Cangas, 2012, p.86.
&
Leonardo Da Vinci

miércoles, 19 de febrero de 2014

SIRENAS, José Cereijo


SIRENAS

Sí, claro que lo sabes:
es inútil y absurdo, es incluso inmoral,
empeñarse en seguir —¡a estas alturas!—
buscando todavía,
por debajo del tráfago del mundo,
la voz de las Sirenas.
Suprímela. ¿Qué queda?
¿Tu propia vieja sombra atada al mástil,
explorando el silencio?
(Por más sabio y más dulce que imagines su canto,
no habrá de darte más).

JOSÉ CEREIJO, Las trampas del tiempo, Hiperión, Madrid, 1996, p. 64.
&

martes, 18 de febrero de 2014

[MIS PASOS EN EL CAMINO...], Manuel Villena


Mis pasos en el camino.
Mandobles de carpintero
sobre mi ataúd.

Manuel Villena
&
Vicente Larumbe Latasa

lunes, 17 de febrero de 2014

RECUERDOS, José Cereijo


RECUERDOS

La idea —o el sueño— de que la vida puede ser, pese a todo, un lugar habitable, y (¿por qué no decirlo?), hasta un hogar feliz.
Las veces en que pude gastar impunemente unos duros de vida fuera del presupuesto.
La sospecha de que existe un lugar a donde ir, y azares sólo el nombre más fácil del camino.
El secreto que el arte confiesa alguna vez.
El que sabe callar.
El que no sabe.
Tu mano —que no ha existido nunca— entre las mías —que casi lo consiguen.
Cosas, mínimas cosas que valen la paciencia y el riesgo de vivir.
(Cosas que alguna vez debieron ser reales,
puesto que las recuerdo).

JOSÉ CEREIJO, Las trampas del tiempo, Hiperión, Madrid, 1996, p. 65.
&
W. G. Lucas

domingo, 16 de febrero de 2014

INTO MY ARMS, Nick Cave & Eliza Rickman





A MIS BRAZOS

Yo no creo en un Dios intervencionista
aunque sé, cariño, que tú lo haces
Pero si lo hiciera, me arrodillaría y le pediría
Que no interviniera en lo concerniente a ti,
Que no tocara un pelo de la cabeza,
Que te dejara tal como eres
Y si sintiera que tiene que dirigirte,
entonces que te dirigiera a mis brazos

A mis brazos, oh Señor
A mis brazos, oh Señor
A mis brazos, oh Señor
A mis brazos

Y yo no creo en la existencia de los ángeles
Aunque mirándote me pregunto si eso es verdad
Pero si lo hiciera los convocaría a todos
Y les pediría que velaran por ti,
Que cada uno encendiera una vela para ti
Para hacer brillante y claro tu camino
Y para caminar, como Cristo, en gracia y amor
Y te guiaran a mis brazos

A mis brazos, oh Señor
A mis brazos, oh Señor
A mis brazos, oh Señor
A mis brazos

Pero yo creo en el amor
Y sé que tú lo haces también
Y creo en alguna clase de camino
Que podamos recorrer tú y yo
Así que mantened vuestras velas encendidas
Y haced su jornada brillante y pura
Que ella siga volviendo
Siempre y para siempre

A mis brazos, oh Señor
A mis brazos, oh Señor
A mis brazos, oh Señor
A mis brazos
NICK CAVE, Boatman's call, Mute, 1997.
&
Edward Steichen

sábado, 15 de febrero de 2014

EL LENTO DESPLAZARSE DE LAS CONSTELACIONES POR TU PIEL, Julio Cortázar



EL LENTO DESPLAZARSE DE LAS CONSTELACIONES POR TU PIEL

   Después de tanta espera, de no saber cuándo ni cómo entrar en esto que no es más que un deseo puro y sin forma, bruscamente veo una puerta. En la tumba de La Osita, hablándole de tantas cosas, de que estoy empezando a traducir sus cuentos, de golpe pienso en los centenares de textos sueltos y fragmentarios de ella que aún no he leído. Me digo si la fusión de esos textos con el mío (sin mezclar los discursos, claro) no sería la manera de llevarlos a un libro, cosa imposible de otro modo, y que ese libro sea, como el París Marsella, otra vez nuestro libro.
   Ahora voy a leer todos los textos, y elegir. Ojalá lo mío vaya naciendo, sea llamado por ellos. Cuánto quisiera que escribiésemos de nuevo juntos muchas páginas, Osita. Creo que lo haremos, quiero que lo hagamos. Estaremos de nuevo tan juntos, Osita.

JULIO CORTÁZAR, Papeles inesperadosAlfaguara, Madrid, 2009,  437.
&

viernes, 14 de febrero de 2014

[AYER JUGUÉ UNA PARTIDA DE AJEDREZ...], Rodrigo Cortés


Ayer jugué una partida de ajedrez con la Muerte; en un descuido, le estampé el tablero en la cara. Aquí estoy, escondido en el bosque.

RODRIGO CORTÉS, A las 3 son las 2, Delirio, Salamanca, 2013, p. 65.
&
Paul Hutchinson

jueves, 13 de febrero de 2014

VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS, Cesare Pavese


VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra vana,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando te inclinas sola ante el espejo.
Oh querida esperanza
también nosotros aquel día
sabremos que eres la vida y eres la nada!

La muerte tiene una mirada para todos.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
será como abandonar un vicio,
como ver que emerge de nuevo
un rostro muerto en el espejo,
como escuchar un labio cerrado.
Descenderemos, mudos, al abismo.
Cesare Pavese

miércoles, 12 de febrero de 2014

SUEÑOS, José Cereijo


SUEÑOS

Algunas veces pienso que quisiera
dormirme para siempre, y que fuera mi vida
una sesión continua de fantasmas:
criaturas de humo junto a las que vivir
con esa intimidad honda y distante
que acostumbra a tener la propia compañía.
Algunas veces pienso
que lo que de verdad quisiera es más sencillo,
y mucho menos autocomplaciente:
a besos, a patadas, como fuera,
despertar de una vez.

JOSÉ CEREIJO, Las trampas del tiempo, Hiperión, Madrid, 1996, p. 63.
&
Bruno Krauchthaler

martes, 11 de febrero de 2014

ETERNO RETORNO, Raquel Vázquez

ETERNO RETORNO

Pasan los años
y persiste en su empeño
la golondrina.


RAQUEL VÁZQUEZ, Por el envés del tiempo, Cardeñoso, Vigo, 2011, p. 60.

lunes, 10 de febrero de 2014

DESOLVIDO, Erika Martínez



DESOLVIDO

Las palabras que no he dicho
respiran el aire que me falta.

Sin espacio, la búsqueda.
¿Recuerdo lo que he sido?

Las ventanas se abren hacia dentro.

ERIKA MARTÍNEZ, Color carne, Pre-Textos, Valencia, 2009, p. 33.
&
Giuseppe Raeli

domingo, 9 de febrero de 2014

A MAIL IN THE LIFE, Fernando Iwasaki



A MAIL IN THE LIFE

   Desde hace unos meses le mando correos electrónicos a mi mujer haciéndole creer que soy otro. A principio se los tomó a broma, pero poco a poco empezó a entregarse, a fantasear con mis mensajes, a compartir con mi otro yo sus deseos más inconfesables.
Le he puesto trampas para saber si sospecha algo y no es así. Ha caído redonda.
   No puedo negar que parece más feliz y hasta me hice de rogar cuando me pidió que la sodomizara, tal como se lo había recomendado bajo mi personalidad secreta. Pero hasta aquí hemos llegado porque he decidido escarmentarla.
   Voy a suicidarme para que nos pierda a los dos.

&
Sara K Byrne

sábado, 8 de febrero de 2014

[EN LA NEVERA...], Jesús Aguado

En la nevera
he guardado tu foto.
Y ya no enfría.

Jesús Aguado
&
Antonio López

viernes, 7 de febrero de 2014

BESOS, PEDRADAS, Félix Grande

BESOS, PEDRADAS

Reuniéndonos, alejamos la fiera a pedradas. Mientras hu­ye por entre los matojos de nuestra tensa edad, que es en verdad un rastrojo fantástico, nos sonreímos empapados en agradecimiento y en un premonitorio terror. Porque ya otras veces hemos alejado a la fiera y hemos sonreído, y he­mos temido su regreso: y ha vuelto. Ahora nos apretamos, nos mordemos de amor, y hablamos de esperanza en lacó­nicas y furiosas brazadas —sin soltar las últimas piedras. Nuestra sabiduría y nuestra pesadumbre se juntan en sus límites; siempre esperamos una nueva agresión. Mala fiera hecha del metal de la nada, noser hecho fiera, alimaña ma­yor que el aborrecimiento que inspira, con músculos tan poderosos como los goznes de los años. Cárcel que se mue­ve hacia hoy, ancha a manera de desierto, matemática, ri­gurosa. Exacta fiera que se arrastra bajo la luna, mirándo­nos con la avaricia soñolienta de un dinosaurio entre léga­mos de prehistoria.
   
Amenazándonos con su estereofónico aullido rayado de estridencias de origen, la fiera nos mira y demora su agaza­pamiento inmortal. Tú ves cómo nos mira, tú lo ves; qué importa si la carne se desgarra en los dientes. Con la sangre vertida en el amor por el terror podría cubrirse esta región que miramos enamorados, tomados de la cintura como los eslabones. Araña como puedas, seamos tan fieros como nuestro destino.

¿Es que no te dijeron nunca que el amor es esa desgracia?

FÉLIX GRANDE, Puedo escribir los versos más tristes esta noche, Bartleby, Madrid, 2006, p. 28. 
Primera edición (1969).
&
Goele Dewanckel

jueves, 6 de febrero de 2014

LA ESQUELA, Juan Carlos Mestre



LA ESQUELA

   Esta es la historia de un hombre sentado en una silla. Un hombre que permanece leyendo el mismo periódico hace setenta y cinco años. No es esta la voluntad de su mundo ni tampoco la idea elevada del país que desea. Óigame bien, no voy a repetírselo. Cuenta su vida por última vez. Un hombre que lleva setenta y cinco años sentado en una silla leyendo las páginas amarillentas del mismo periódico. Desde que salió de las linotipias de 1936 las agujas del reloj han pasado veintisiete mil trescientas setenta y cinco veces por el mismo sitio. Ha visto morir a sus padres, ha ido a su entierro sentado en esa silla. Sentado en esta silla ha tenido hijos y miedo, ha pagado y devuelto facturas, perdido reiteradamente a la baraja, tragado disgustos.

   Yo solo cumplo con contarles la historia de un hombre. La vida normal de alguien que tranquilamente mutilado del mundo lleva en la misma silla setenta y cinco años. Menos el rostro de Dios le ha visto la cara a algún que otro bendito y a la mayoría de los sinvergüenzas. Ya digo, ha permanecido leyendo el mismo periódico los últimos setenta y cinco años. Bajo los titulares del asombrado y cambiante mundo ridículo, el mundo ridículamente asombrado no ha cambiado ni una sola coma en los renglones de tinta. Ha visto llover sapos del cielo, ha creído que se acercaban con una jaula los extraterrestres, se ha aprendido de memoria el listado del Estado Mayor del Ejército.

    Ha sentido inquietud por todo, desde la frontera polaca hasta la curva de las isobaras. Lleva setenta y cinco años leyendo el mismo periódico. Ha tenido tiempo de preguntarse por qué la vida de los másicos es menos justa que la de los Primeros Ministros, y piensa en las alubias y en las monjas encerradas en su costurero y en los hombres que marcharon detrás de los tanques. Recorta una esquela: A la musical memoria de Aida Pedrosa, violinista, Diamantina Duarte, viola, Maria da Concençao, contrabajo, Margarida Centeno, tuba, Branca Clara das Penas, trombón, Ofélia Carvalho, clarinete, Palmira Terezinha, oboe, Brites de Almeida, corno francés, desgraciadas integrantes de la Orquesta de Señoritas Portuguesas cuyo ómnibus se precipitó desde el puente de Óbidos.

   Esta es la historia de un hombre sentado en la misma silla desde hace setenta y cinco años. El mundo, piensa, es un lugar donde la gente pasa por turnos. Ha oído lo que ni se sabe, ha leído algunas líneas, ha visto algunas sombras. La historia termina donde comienza la vida. Ningún girasol sembrado en la amargura ha tenido suene. Unos se abrazan porque se quieren, otros se tuercen la boca. Está sentado ahí desde julio del 36, no se le ha ocurrido que merece otra oportunidad. Un cuarto de hotel, fantasías eróticas, otros factores de riesgo forrados en rojo. Su corazón, imagino tal corazón, estará hecho de trapos con los que las madres curaron las heridas de guerra.

   Como todos los días, hoy volverá a leer el mismo periódico. Después de setenta y cinco años todavía le quedan cuatro o cinco palabras cuyo sentido no comprende del todo. Cada mañana saca la lupa y vuelve sobre ellas: son las ramificaciones, el cadáver de un hijo tirado entre los cebollos, la comadre del ferretero que regresa de la huerta con un manojo de fréjoles. Hoy, como todos los días, oye a lo lejos el topeta. de los vagones de hierro, oye la cautividad en los hospital y la vehemencia de los engrasadores.

   Sabe que cada vez que pasa una página prolonga la muerte. Los abogados cambian de lentes, los poetas de estilo elevado esperan el atardecer de la revelación. El arce deja caer sus octavillas escarlatas sobre los tejados y las estancadas aguas de nieve se filtran hasta los tuétanos. A la silla se le han hinchado las patas y al hombre que lleva setenta y cinco años leyendo el mismo periódico le han echado raíces las piernas. La palabra inefable, del latín ineffabilis, indecible, debería ausentarse del diccionario mientras no cumpla con el deber de contar esta historia.
JUAN CARLOS MESTRE, La bicicleta del panadero, Calambur, Madrid, 2012, pp. 363-365.
&

Rossana Taormina

miércoles, 5 de febrero de 2014

[UN GRILLO ES...], Ramón Gómez de la Serna


Un grillo es una cucaracha fanfarrona y descocada; es lo que a la criada silenciosa y discreta la criada que canta, esa criada horripilante y chirriante, que canta un monótono canto asturiano, el mismo siempre desde hace veintitantos años que vino del pueblo; el mismo, cada vez más perdido, con más sonsonete, más abreviado, más agrillado…

Ramón Gómez de la Serna
&
Laura Migliano

martes, 4 de febrero de 2014

[EL ESCARABAJO BORDA...], Carmen Camacho


El escarabajo borda a seis patas la duna.

CARMEN CAMACHO, Minimás, Baile del Sol, Tenerife, 2008,  p. 80.

lunes, 3 de febrero de 2014

[LA LITERATURA ES ESENCIALMENTE SOLEDAD...], Paul Auster


La literatura es esencialmente soledad. Se escribe en soledad, se lee en soledad y, pese a todo, el acto de la lectura permite una comunicación profunda entre dos seres humanos.

Paul Auster

domingo, 2 de febrero de 2014

[BAÑAR A UN NIÑO...], Kobayashi Issa


Bañar a un niño
o bañar a un difunto
¡ay! no hay sentido

Kobayashi Issa
&
Antoni Tapies

sábado, 1 de febrero de 2014

[UNA ESCALERA ESTRECHA...], Esperanza López Parada


Una escalera estrecha, irregular y en mal estado,
tan umbría que sólo puede descenderla un enfermo,
tan audaz que se recorre separando la sombra,
comunicaba el Paraíso arriba y el Infierno de abajo,
el salón de la música y el cuarto de los juegos.


ESPERANZA LÓPEZ PARADA, Los tres días, Pre-Textos, Valencia, 1994, p. 22.
&
Am Artwood