RECUERDOS
La idea —o el sueño— de que la vida puede ser, pese a todo, un lugar habitable, y (¿por qué no decirlo?), hasta un hogar feliz.
Las veces en que pude gastar impunemente unos duros de vida fuera del presupuesto.
La sospecha de que existe un lugar a donde ir, y azares sólo el nombre más fácil del camino.
El secreto que el arte confiesa alguna vez.
El que sabe callar.
El que no sabe.
Tu mano —que no ha existido nunca— entre las mías —que casi lo consiguen.
Cosas, mínimas cosas que valen la paciencia y el riesgo de vivir.
(Cosas que alguna vez debieron ser reales,
puesto que las recuerdo).
JOSÉ CEREIJO, Las trampas del tiempo, Hiperión, Madrid, 1996, p. 65.
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W. G. Lucas
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