MI MADRE NO ESTA MUERTA
La tuya tampoco.
Me alegro por ti.
Creías que tu madre estaba muerta,
Y resulta que no.
¿Y qué hay de tu padre?
¿Se encuentra bien?
No te preocupes por tus parientes.
¿Miras los insectos?
Uno de ellos fue una vez tu perro.
Pero no trates de acariciar a una hormiga.
Será destruida por tu torpe cariño.
El árbol trata de tocarme.
Era una tarde.
Madre, madre,
Ya no he de añorarte.
Rover Rover, Rex, Spot,
Aquí está el hueso de mi corazón.
LEONARD COHEN, Libro del anhelo, Lumen, Barcelona, 2006, p. 147.
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