martes, 26 de agosto de 2008
DRÁCULA, Luis Scafati
Labels: DESVÍO POR OBRAS, LIBRO ILUSTRADO
lunes, 25 de agosto de 2008
EXCESO DE VIDA, Juan Antonio González-Iglesias
Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte.
JUAN ANTONIO GONZÁLEZ-IGLESIAS, Eros es más, Visor, Madrid, 2007, p.13.
Labels: POESÍA
lunes, 18 de agosto de 2008
QUASIBOLO, José Antonio Millán
Labels: DESVÍO POR OBRAS, LIBRO ILUSTRADO
sábado, 16 de agosto de 2008
DESENCUENTRO, Manuel Villena
DESENCUENTRO
Cuando el Destino decidió entrechocar sus torpezas, no desató en ellos el júbilo de las almas gemelas que, por fin, ponen lazo rosa a su soledad.
En su costumbre de islotes deshabitados, tan sólo se atrevieron a mirarse, de soslayo, con el pavor de los niños perdidos que siempre eligen calzar sandalias, allí donde pasan el verano todos los Inviernos.
Labels: MANUEL VILLENA, RELATOS HIPERBREVES
viernes, 15 de agosto de 2008
[EL ODIO DESGASTA...], Roger Wolfe
Labels: ODIO, ROGER WOLFE
viernes, 8 de agosto de 2008
LA OFENSA, Ricardo Menéndez Salmón
XII
El hombre convive con su cuerpo, pero no lo conoce. Al menos no de un modo exhaustivo. Un hombre y su cuerpo son realidades distintas. Seguramente eso es lo que permite comprender la esencia última del dolor, que no es otra que el desgarro que produce la indiferencia del cuerpo hacia uno mismo. Un dolor de muelas, obstinado y sordo a nuestro deseo, basta para advertir semejante drama. Y seguramente también eso es lo que permite a un ser humano conservar su nombre, su dignidad, aquello que más íntimamente posee, cuando su cuerpo, en la enfermedad, la mutilación o la vejez, ya no le pertenece.
Para entender lo que es un hombre no basta con tomar nota de las partes que lo conforman. No basta con escribir: «Kurt Crüwell es la suma de sus dos piernas, su sistema límbico, su intestino, su pituitaria y sus gónadas.» Hay algo en el todo del hombre que se resiste a ser contemplado a través de la mera adición de partes que lo componen. Suponer que esas partes mantienen una vida independiente del hombre que las reúne, implica algo más que una metáfora. En el sexo, cuando el cuerpo se impone y el hombre se ve desbordado por su propia materialidad, o en el esfuerzo físico extremo, cuando los pulmones no responden a la exigencia que de ellos se espera y, por ejemplo, un corredor se derrumba antes de alcanzar la meta, tal evidencia resulta incuestionable.
De ese modo, el cuerpo lleva, hasta cierto punto, una vida independiente de la inteligencia que lo habita, y por eso filósofos y escritores, sin por ello apelar a instancias míticas o refugiarse en el oscurantismo de la religión, pueden seguir pronunciando palabras como alma o autoconciencia. Un hombre sin cuerpo puede saberse a sí mismo. Un hombre que ve su cuerpo desmembrarse, quemarse, empodrecerse, no por ello deja de ser hombre.
No es menos obvio, sin embargo, que el cuerpo, en la vida práctica, es la frontera que se levanta entre cualquier hombre y sus iguales, o entre cualquier hombre y el lugar donde su tiempo transcurre: el inundo. Porque el hombre siente y conoce el mundo, fundamentalmente, a través de su cuerpo.
Ante las agresiones del mundo, el cuerpo se protege. Un bacilo activa sus defensas; un chaparrón eriza el vello en brazos, nuca y piernas; un alimento envenenado afloja los esfínteres. Pero ¿y el horror? ¿Cómo reacciona el cuerpo de un hombre ante la presencia del horror? Grita, sí. Y hace que el corazón bombee más sangre, sí. O, por el contrario, paraliza sus músculos para no ser agredido. El espectro de respuestas que el horror genera en el cuerpo es amplísimo. El cuerpo sorprende entonces por su plasticidad. Hay cuerpos que se atenazan y cuerpos que se liberan; hay cuerpos que se arrastran y cuerpos que se elevan; hay cuerpos que interrogan y cuerpos que responden. ¿Pero puede un cuerpo dimitir de la realidad? ¿Puede un cuerpo, ante la agresión del mundo, ante la fealdad del mundo, ante el horror del mundo, sustraerse a sus funciones, negarse a seguir siendo cuerpo, suspender sus razones, abdicar de ser lo que es; esto es, abdicar de ser una máquina sensible? ¿Puede un cuerpo decir: «Basta, no quiero ir más allá, esto es demasiado para mí»? ¿Puede un cuerpo olvidarse de sí mismo?
El 2 de enero de 1941, en la aldea de Mieux, en la Bretaña francesa, no muy lejos del mar, a la vista de noventa y un civiles ardiendo en el holocausto de una iglesia de piedra, un cuerpo respondió a todas esas preguntas con un rotundo «sí».
Aquel día, un hombre llamado Kurt Crüwell perdió la sensibilidad.
Ricardo Menéndez Melón, La ofensa, Seix Barral, Barcelona, 2007, pp. 55-58.
Labels: NARRATIVA, RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN
lunes, 4 de agosto de 2008
[Cuando viajamos...], Bioy Casares
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sábado, 2 de agosto de 2008
POEMAS PARA UNA FOSA COMÚN, Ramón Cote
RAMÓN COTE
Poemas para una fosa común
Arnao Ediciones
Madrid
1984
TESTIMONIO DE SOLEDAD
Tu silencio alarga la mano
como el cuenco de esta luna mendiga.
Tu callada evidencia
vadea a toda hora la lluvia
por la que paso,
tu vocación de azar.
Tus ojos aún sin color para mis ojos.
Tu voz es el espejismo de todos los pájaros.
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