YO AMABA EL INVIERNO
En el pasado me inclinaba reverencial ante el invierno,
y escuchaba a mi cuerpo. Lluvia, lluvia, como una carta
de amor vertida con lujuria por el cielo procaz.
Invierno. Llamada. Eco hambriento de un abrazo de mujer.
Viento de lejos visible a lomos de una yegua cargada
de nubes.., blanca blanca. Amaba
el invierno, ¡me encaminaba alegre y contento
a mi cita en el húmedo universo acuoso. Con su largo pelo,
hijo del trigo y los castaños, ini chica secaba mi pelo corto.
Y no paraba de canturrear: El invierno y yo te amamos: anda,
¡quédate con nosotros! Y calentaba mi pecho
con dos tibias crías de gacela. Amaba
el invierno, lo escuchaba gota a gota.
Lluvia, lluvia, llamada nupcial para el amante:
¡Que llueva fuerte sobre mi cuerpo!... No había en
el invierno lágrimas que augurasen el final de la vida.
Era el principio, era la esperanza. ¿Y qué he de hacer
ahora, ahora que la vida se me cae como el pelo,
qué haré este invierno?
MAHMUD DARWIX, Como la flor del almendro o allende, Pre-Textos, Valencia, 2009, p. 59
miércoles, 8 de diciembre de 2010
YO AMABA EL INVIERNO, Mahmud Darwix
Labels: MAHMUD DARWIX, POESÍA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comments:
Me encanta el texto, pero no comparto con el autor el amor por el invierno.
Elvira:
Tal vez se deba a que los inviernos en Palestina, siginifiquen otra cosa.
Claro que "amaba el invierno":
Era el principio, era la esperanza. ¿Y qué he de hacer
ahora, ahora que la vida se me cae como el pelo,
qué haré este invierno?
Publicar un comentario