En 1939, Adolf Hitler recibió una carta de Richard Kretschmar, un jornalero de Leipzig.
En ella, Richard Kretschmar imploraba a Adolf Hitler que lo ayudara a terminar con la vida de alguien al que calificaba de «monstruo».
El «monstruo» de Richard Kretschmar era su propio hijo, Gerhard Kretschmar.
Gerhard Kretschmar había nacido ciego, manco y cojo. Según su padre, también había nacido «imbécil».
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Adolf Hitler ordenó a su médico particular, Karl Brandt, que fuese a la Universidad de Leipzig y examinara personalmente a Gerhard Kretschmar.
En los juicios de Núremberg, el propio Karl Brandt se encargó de relatarlo:
«Sí los hechos que el hombre refería eran ciertos, debía informar a los médicos de que podían practicar una eutanasia en nombre de Hitler.»
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Tras examinar a Gerhard Kretschmar, Karl Brandr autorizó su muerte.
El 25 de julio de 1939, con cinco meses de edad, Gerhsard Kretschmar —ciego, manco, cojo e imbécil— fue ejecutado con una elevada dosis de Luminal.
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En un testimonio recogido treinta años después, el padre de Gerhard Kretschmar, Richard Kretschmar, recordó la «eutanasia» de su «monstruo» en los siguientes términos:
«Karl Brandt me explicó que el Führer estaba muy, pero que muy interesado en el caso de mi hijo. Quería solucionar el problema de las personas desprovistas de futuro, aquellas cuya vida carecía de valor. Por eso consintió que nuestro hijo tuviera una muerte piadosa. En el futuro podríamos tener otros hijos, perfectos y sanos, de los que el Reich se sentiría orgulloso.»
¿El Orgullo del Estado?
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Cuatro semanas después del asesinato de Gerhard Krerschmar, el Ministerio del Interior de Adolf Hitler determinó que todo recién nacido discapacitado fuese denunciado a las autoridades del régimen.
El reglamento del Ministerio del Interior mencionaba, en particular, a los afectados de «mongolismo, microcefalia, hidrocefalia, deformidad en las extremidades o la columna vertebral y parálisis, incluida la espasticidad».
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El 1 de septiembre de 1939, estalló la Segunda Guerra Mundial.
Ese mismo día, Adolf Hitler firmó un memorándum secreto en el que se detallaba su programa de eutanasia.
El memorándum otorgaba a los médicos la facultad de «decidir si quienes padecían, según el mejor de los juicios, una enfermedad incurable podrían beneficiarse, tras minuciosos exámenes diagnósticos, de una muerte piadosa».
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Muerte piadosa. Gnadentod.
Eutanasia. Euthanasie.
Éstos fueron algunos de los términos empleados por el nazismo para legitimar el exterminio en masa de los recién nacidos discapacitados.
Una vida sin valor. Unwertes Leben.
Una vida indigna de ser vivida. Lebensunwerten Leben.
El programa de «eutanasia» de Adolf Hitler aseguraba una «muerte piadosa» a todos aquellos que tenían una «vida sin valor» y una «vida indigna de ser vivida».
DIOGO MAINARDI, La caída. Memorias de un padre en 424 pasos, Anagrama, Barcelona, 2015.
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