LA INFINITA SHEHEREZADA
En la noche mil y una Sheherezada contó al sultán el cuento de una muchacha llamada Sheherezada
que durante mil y una noches contaba al sultán un cuento en el que una muchacha llamada Sheherezada contaba en mil y una noches un cuento en el que...
Y así sucesivamente.
Y, en fin, en la noche mil y una el sultán preguntó:
—¿Entonces, podría ser que nosotros también sólo seamos los personajes de un cuento?
Y Sheherezada dijo:
—Sí.
Y el sultán volvió a preguntar:
—¿Luego no somos reales ni tú ni yo ni este palacio?
Y ella volvió a responder:
—En efecto, no somos reales ni el palacio ni su inmenso jardín ni esta ciudad ni el desierto que nos rodea.
Y él parpadeó y dijo:
—¿No hay nada, pues, que sea de verdad?
Y respondió ella:
—Sí: la noche.
En la noche mil y una Sheherezada contó al sultán el cuento de una muchacha llamada Sheherezada
que durante mil y una noches contaba al sultán un cuento en el que una muchacha llamada Sheherezada contaba en mil y una noches un cuento en el que...
Y así sucesivamente.
Y, en fin, en la noche mil y una el sultán preguntó:
—¿Entonces, podría ser que nosotros también sólo seamos los personajes de un cuento?
Y Sheherezada dijo:
—Sí.
Y el sultán volvió a preguntar:
—¿Luego no somos reales ni tú ni yo ni este palacio?
Y ella volvió a responder:
—En efecto, no somos reales ni el palacio ni su inmenso jardín ni esta ciudad ni el desierto que nos rodea.
Y él parpadeó y dijo:
—¿No hay nada, pues, que sea de verdad?
Y respondió ella:
—Sí: la noche.
JOSÉ DE LA COLINA, Portarrelatos, Ficticia, México, 2007, p. 7.
&
Salvador Dalí
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