Como manda la tradición, entran por el balcón
tras comprobar que los padres están ya dormidos y se despliegan por el
salón a toda velocidad. Mientras Gaspar coloca las cajas vacías con
atractivos lazos rojos, Baltasar extiende la trampa y Melchor prepara el
saco.
El niño ya los ha oído.
GINÉS S. CUTILLAS, Un koala en el armario, Cuadernos del Vigía, Granada, 2010, p. 64.
&
Antoni Lafayette
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