lunes, 1 de mayo de 2017

[PARA CIERTOS ESCRITORES...], Jordi Doce

   Para ciertos escritores (pienso en Sylvia Plath, en Costafreda, en Pavese incluso), el más peligroso canto de sirenas es lo que ellos mismos ponen por escrito con la inconsciencia del niño que acerca los dedos a la toma de corriente. ¿A qué mástil podrían atarse para evitar la caída por la borda, el ahogo entre las bellas melodías que su mano ha conjurado? Profetas de su propia destrucción, en ellos se cumple con fatal puntualidad lo que siempre hemos sospechado de los agoreros: que desean secretamente aquello mismo que anuncian.

JORDI DOCE, Perros en la playa, La Oficina, Madrid, 2011, p.  113.
&
Dinara Mirtalipova