Un poema es el máximo de sensibilidad que un hombre o una mujer pueda conocer. Apenas un poco más y los pulmones del lenguaje estallan, como los de aquellos buceadores que suben demasiado rápido de la profundidad del océano.
CHRISTIAN BOBIN, Negro claro, Sibirana, Zaragoza, 2015, p. 23.
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Hannah Al-Sayed
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