lunes, 16 de julio de 2012

ASÍ ERAN LAS COSAS, Herta Müller


ASÍ ERAN LAS COSAS
        
   La verdad pura y dura es que el abogado Paul Gast robó la sopa de la escudilla de su mujer, Heidrun Gast, hasta que ella ya no volvió a levantarse y murió porque no pudo hacer otra cosa, al igual que le robó su sopa porque su hambre no podía hacer otra cosa, al igual que se puso su abrigo de cuello redondo y los bolsillos raídos de piel de conejo y no tuvo la culpa de que ella hubiera muerto, al igual que ella no tuvo la culpa de no levantarse más, al igual que después nuestra cantante Loni Mich llevó el abrigo y no tuvo la culpa de que la muerte de la mujer del abogado hubiera dejado libre un abrigo, al igual que el abogado no tuvo la culpa de haber quedado libre por la muerte de su mujer, al igual que no tuvo la culpa de querer sustituirla por Loni Mich, ni ésta tuvo tampoco la culpa de desear a un hombre detrás de la manta o un abrigo, o de que ambas cosas fueran inseparables, así como el invierno no tuvo la culpa de ser gélido, ni el abrigo tuvo la culpa de abrigar mucho, ni los días tuvieron la culpa de ser una concatenación de causas y efectos, ni las causas y efectos tuvieron la culpa de ser la verdad pura y dura a pesar de que se trataba de un abrigo.
   Así eran las cosas: como nadie tuvo la culpa, nadie pudo evitarlo.

HERTA MÜLLER, Todo lo que tengo lo llevo conmigo, Siruela, Madrid, 2010, p. 207.