domingo, 14 de julio de 2013

HOMBRE DORMIDO, Jane Kenyon


HOMBRE DORMIDO


Grandes copos de nieve caen despacio,
muy espaciadas, como ballenas que no pueden encontrar pareja
en las vastas latitudes azules.
¿Por qué pienso en aquel hombre dormido
en el ribazo herboso del jardín del Museo
Sackler en Washington?
Era una tarde
Fría. Estaba tendido. sin duda. sobre todas sus
posesiones.
boca abajo, la cabeza
torpemente torcida a la derecha, la boca abierta
en abandono.
Parecía
un niño que se ha quedado dormido
antes de desnudarse encima de la colcha.
o Abel roto, a los pies  de su hermano.

JANE KENYON, De otra manera, Pre-Textos, Valencia, 2007, p. 127.

Olivier Daaram Jollan