CORRECCIÓN
Por fin habían recapturado a la pequeña Alicia. La Reina de Corazones se frotaba las manos con delectación. A su lado, el rey, buscando complacerla, ordenó:
―¡Que le corten la cabeza!
―No ―objetó la reina―. Esta vez haré honor a mi nombre: ¡Que me traigan su corazón!
―¡Que le corten la cabeza!
―No ―objetó la reina―. Esta vez haré honor a mi nombre: ¡Que me traigan su corazón!
JOSÉ MANUEL ORTIZ SOTO & FERNANDO SÁNCHEZ CLELO, Alebrije de palabras. Escritores mexicanos en breve, Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2013, p. 21.
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