jueves, 10 de abril de 2014

LLANTO, Pedro Sánchez Negreira

LLANTO

   Sentada en la mecedora a los pies de la cuna y oculta en la oscuridad taciturna de la habitación, ella se consume en un balanceo vesánico acunando en sus brazos el vacío. En sus anhelos, el niño aún llora.